Tanto para Alice como para Dortha era la primera vez que servirían a una familia adinerada y no sabían que esperar. Las historias de empleados eran muy variadas; algunos tenían buenas cosas que decir, otros se encontraban en gran miseria y la gran mayoría simplemente era indiferente y aceptaban su trabajo porque no tenían opción.

—¿Cómo crees que sea la señora?

Alice se lo pensó un momento.

—Grande...un poco gorda quizás —. Se rieron con complicidad y Alice sujetó su falda con dos dedos e hizo una reverencia—. Super refinada.

—Es inglesa después de todo.

—¿Me pondrías una taza de té? —actuó, poniendo su mejor acento y ambas rieron—. Espero que no sea muy gruñona.

—O muy cruel. ¡Y tiene muchos hijos!

—Alguno tal vez sea guapo.

—¡Alice! No podríamos...Sería un escandalo —. Se encogió de hombros e incluso Dortha se lo pensó—. Aunque nos daría un futuro.

—Exactamente mi punto.

Caminaron al mismo ritmo durante siete horas con el viento soplando sobre ellas, la luna haciendo su recorrido por el cielo y el sol comenzando a iluminarlas desde la distancia. Las últimas dos horas las hicieron más rápido, intentando correr un poco para no llegar tarde el primer día y cuando llegaron y vieron agitadas la enorme mansión a la distancia, redujeron la marcha y exhalaron.

—Aquí vamos —canturreó Alice y se agarró al brazo de Dortha para unirse al grupo de personas afuera de la casa.

Todos los empleados estaban llegando de sus largas caminatas para empezar a trabajar. Varios hombres y mujeres de diversas edades, todos vistiendo (lo que podía ser) sus mejores ropas y algunos intentando hidratarse después del viaje. Muchos llevaban dos días caminando hacia la mansión y algunas mujeres hasta habían tenido que ser escoltadas por algún hombre de la familia para mantenerlas protegidas en el largo viaje durante las noches y esos hombres se marchaban de vuelta a sus casas.

La gente tan pobre simplemente no podía pagar por un caballo o un carro.

Frente a la puerta de los empleados esperaron hasta que el ama de llaves y el mayordomo los recibieron. Murmuraron respecto a la familia y la casa, intentando hacer teorías en sus cabezas sobre lo que podían esperar de ellos. Todos imaginaban a una señora elegante y un tanto malcriada y algunos recordaban los servicios de Olivia en la guerra y pintaban una imagen muy distinta.

Cuando la señora Mitchell y el señor Horsfall salieron a recibirlos, guardaron silencios y se ordenaron en unas filas para escucharlos. Las mujeres de un lado y los hombres del otro.

—Bienvenidos todos a White Oak Lands, la mansión de la familia Morgan. Mi nombre es Edgar Horsfall y soy el mayordomo de los Morgan.

—Y yo soy Charlotte Mitchell, pueden llamarme señora Mitchell y soy la ama de llaves de los Morgan.

Analizó todos los rostros y arrugó un poco la nariz por los aspectos desprolijos, definitivamente no podía dejar que se presentaran de esa forma ante la señora, pero afortunadamente la señora había viajado al pueblo con sus hijos para visitar a su hija y amigos, así que tenían la casa libre para organizarlos e instruirlos.

—Como ya deben saber, la señora de la casa es inglesa (como yo misma) —dijo con orgulloso—. Así que estaremos dirigiendo esta casa con gran influencia de la corona, aquellos con experiencia sirviendo a una familia, encontraran que algunas cosas son muy distintas y otras permanecen igual, pero espero de todos su mejor desempeño y el mejor compromiso.

Vidas cruzadas: El ciclo. #1 TERMINADA +18. BORRADORWhere stories live. Discover now