Cuando Olivia salió al porche de la casa con Amelia y Laurissa, Susan ya se encontraba caminando apresurada hacia ella con Cate y Lisie, pero no porque supiera que la necesitaban, sino porque acababan de descubrir las noticias.

—¡Jian nos lo ha contado! ¡Oh, mi Dios! ¿Es cierto, querida? ¿Han encontrado oro?

—Tal parece, Jona me ha dicho que hay toneladas y toneladas en la cueva.

Susan se cubrió la boca para no chillar y brincó de la emoción y Lisie la abrazó.

—¡Dios nos ha bendecido, no se me ocurre otra explicación!

—Ya lo creo —concordó Olivia y las abrazó a las tres.

—¿Pero que hace levantada? Debería estar acostada, señora.

—Me volveré loca si paso otro día en la cama, Cate, además me siento bien, las niñas y yo estábamos por preparar una buena cena para esta noche.

—¿Necesita ayuda?

—¿Estás libre? Puedes ayudarnos a cocinar.

Cate asintió y Susan no perdió tiempo en darle un gran abrazo e irse con los más pequeños. Se sentó en el sofá y retomó la costura de Olivia. Lisie se fue a trabajar después de despedirse de todas y quedaron con esa gran emoción en el aire.

Tenía ganas de sorprender a Jonathan con una gran cena cuando volviera de la mina en la noche, así que quería organizarlo todo lo mejor posible para que pudieran celebrar. Una buena cena como no tenían en años, con varios platos para elegir y velas alumbrándolos. Tendrían que cenar adentro porque el clima no era el mejor para estar afuera en la noche y seguramente comenzaría a nevar muy pronto, así que no podrían cenar todos juntos (amigos y familia), por lo tanto, Olivia haría la cena para su familia y otras aparte para sus amigos, se sentiría mal si los dejaba afuera.

Abrió uno de los libros en una de las tantas páginas que tenía marcadas para cuando "tuviera la ocasión" y deslizó su dedo sobre los títulos de las recetas intentando decidir que prepararían.

—¿Me alcanzas mi libreta, por favor?

Cate tomó el pequeño cuaderno donde Olivia anotaba sus recetas y llevaba un cuidadoso control de precios, ofertas, gastos y necesidades, también ahí hacía una lista de todo lo que debían comprar en la ciudad para cuando Jonathan fuera. Era la misma libreta que Olivia recordaba haber encontrado en esa misma casa en el siglo veinte durante su paseo con la abuela y probablemente la había visto muchas veces antes, aunque no lo recordaba; su infancia ya era bastante borrosa.

—Creo que tengo almendras en la bodega —comentó y se sentó en la silla junto a la mesa por su cansancio, Cate le preparó un té—. Las estaba guardando porque son muy costosas, pero fue un regalo de la señora Hubbard ¿te conté?

Cate negó y le puso la taza en frente junto con el azucarero.

Olivia le sonrió y regresó la vista a su libro.

—Supongo que podemos usar las almendras ahora y enviar a Jonathan por más algún mes de estos...Podemos hacer un pudding —. Miró hacia sus hijas sabiendo que se emocionarían y sonrió con ellas—. Lo pondré en la lista; un pudding de almendras...No tenemos pescado, pero tengo carne en la bodega y creo que tengo una pata de cordero que podemos servir con una buena salsa...

Hizo una larga lista con el menú para la cena.

Sus notas iban así:

Pot-au-Feu para empezar (sopa con carne y verduras, buena para los niños y así al menos el pequeño Hardy come vegetales que no le gustan normalmente)

Vidas cruzadas: El ciclo. #1 TERMINADA +18. BORRADORWhere stories live. Discover now