Resolución

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Jacob.


A veces desearía que la superación y la sanación fueran tan fáciles de alcanzar como tener la convicción y el deseo de ser mejor, de estar mejor. Las cosas lamentablemente no funcionaban así para nadie y mucho menos para mí. No era tan fácil, era un paso importante en la recuperación, pero no lo era todo, no era suficiente.

A mi llegada a Egipto pase por tantas etapas de duelo, de sanación y de crecimiento que me enseñaron que no estaba solo, que no estaba caminando por un sendero podrido que me llevaría al final trágico que una vez espere (que una vez desee). Me había hecho una carcasa más dura, me había levantado con la barbilla en alto y las garras listas para proteger lo que amaba.

Mi manada había ayudado tanto, tanto. Me hice tan fuerte para ellos, para mí. El Alfa que necesitaban, el Alfa que no sabía que podía ser.

Tenía tantos planes para mi futuro, planes que involucraban a los míos (Seth, Leah, Asim, Benjamín, Tia, mi padre, Sue) y que me daban un propósito a largo plazo; yo sanaría lo suficiente para que el dolor que una vez me tiro al suelo y me hizo ahogarme en arrepentimientos, en ira, en culpa y deseo se extinguiera lo suficiente para volver a ver al hombre al que estaba destinado y no amarlo tan desesperadamente como aun lo hacía.

Estaría bien, estaría a salvo. Y luego...

—Bella está en mi antigua celda—Asim dijo, su cuerpo cada vez más alto encajado cómodamente en los brazos de Seth. —Edward está hablando con ella, está intentando hacerle entender porque lo que hizo está mal... —El medio lobo inclino la cabeza, escuchando lo que nosotros no podíamos—no está teniendo mucho éxito—Admitió con una mueca.

Benjamín bufo dejándose caer en el sofá a mi lado y pasando un brazo frio sobre mis hombros de manera casual acariciando el cuello de Tia a mi otro lado en el proceso.

—No me sorprende—Él dijo—Ella no ha estado escuchando, está demasiado metida en sus propias ideas—Tia rodó los ojos, pero estuvo de acuerdo con un asentimiento.

—Alec se está frustrando—Asim tarareo. Leah en la barra de la cocina suspiro y murmuro algo sobre imprimaciones impacientes.

No era tan fácil sanar, me recordé, pero después del caos absoluto de emociones que aún estaba nadando en mi (y que cuidadosamente estaba ignorando) este apoyo fácil de los míos me era refrescante. El lazo de mi imprimación zumbo lleno de tranquilidad/espera/agradecimiento para con mi manada y para mí. Intente no enviar frustración o inquietud de regreso, de hecho, intente con todas mis fuerzas no enviar nada de regreso.

Encontré en las pocas horas después de despertar y dejar que los lazos nos unieran que Edward compartía emociones con tanta frecuencia como podía (sobre todo después de esa conversación cuando yo estaba nadando en emociones demasiado crudas) normalmente para calmar un poco la inquietud y la negatividad que llegaba a atrapar de mis estados de ánimo. No sabía cómo sentirme al respecto. No sabía cómo sentirme sobre nada de esto.

Edward prometiendo cuidarme, Edward asustado recargando su frente en mi pecho y diciendo con la voz grave que no estaba dispuesto a perderme ¿Cómo se suponía que lidiara con eso?

Yo había estado bien, antes. Asimile las nuevas imprimaciones en la manada, le di la bienvenida a un lobo mestizo y me encontré siendo feliz en este pedazo de mundo desértico en el que jamás espere vivir. Fui tan feliz corriendo con los míos en este pequeño espacio de palmeras y de vez en cuando en el oasis también, apoye a mis niños (okay, si, mis niños (ya es hora de que acepte que son míos y no van a ninguna parte)) a sanar las heridas que ellos mismos cargaban. Yo estaba bien. Estaba bien. Lo estaba.

No puedo perderte (EdwardxJacob)Where stories live. Discover now