Pedazos de su corazón

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Ninguno de los vampiros que me escoltaban por Egipto volvieron a mencionar lo que revele en la avioneta ni Tia insistió en conocer más información sobre mi imprimación, en vez de eso todos nos sumergimos en un asunto más apremiante: mi estómago.

—Debimos comprar algo antes de salir de la ciudad—Benjamin estaba haciendo caras extrañas—Lo lamento Jacob—Mi estomago rugió de nuevo evitando que dijera que no pasaba nada.

—Está bien, ¿Podemos conseguir algo a donde estamos llegando? —Tia había dicho que faltaba alrededor de una hora más de vuelo y el sol ya estaba matándome. Si no me subía a un avión nunca en la vida sería demasiado pronto, sentía como si hubiera estado montado en esta cosa durante una eternidad y dormir no había ayudado para nada.

Maldito sistema horario egipcio.

—Podemos, pero significaría detenernos en la ciudad en vez de en casa directamente—Tia hizo una mueca—No sé si pueda hacerlo—Benjamin miro a su pareja por el espejo retrovisor de la avioneta

—Puedes quedarte a cuidar el avión mientras nosotros vamos—Ofreció.

—No creo que sea necesario—Me atreví a decir—Vamos, lo hiciste muy bien antes de irnos y no tienes hambre ¿Verdad? —Tia sacudió la cabeza, pareciendo un poco avergonzada.

—Yo estaba...bueno—Ella dudo, no me miro a los ojos cuando confeso—Usando tu olor para no oler la sangre humana.

—¿Estabas usándome como aromatizante? —Pregunte incrédulo. Ahora entendía el rostro avergonzada que ella puso durante nuestra anterior conversación.

—Bueno tu olor es, no te ofendas, horrible—Ella dijo apresuradamente—y si me concentraba en olerte a ti y no a los humanos podía hacerlo bien, no tener sed ayuda—No sabía como sentirme al respecto asi que decidí que si no lo pensaba demasiado eso funcionaria y mientras que ella no se comiera a nadie al aire libre las cosas se mantendrían en una buena racha.

Benjamin estaba riéndose no muy silenciosamente desde su asiento de piloto asi que le arroje una lata de cerveza vacía que estaba a mi lado haciendo que su risa aumentara.

—Aromatizante de lobo para vampiros con problemas de control, eso podría venderse bien—Tia oculto su propia sonrisa y no pude contenerme a rodar los ojos.

—Bueno, al menos tenemos un plan—Especule.

Quizas era el desierto, su territorio o el hecho de que ya no estaban a punto de una guerra, pero tanto Benjamin como Tia estaban más tranquilos. Ya no había una reserva en su personalidad y se soltaban más seguido, se reían ante mi e incluso bromeaban, era un cambio bueno de observar y reafirmo mi decisión de que este viaje no era tan mala idea como había temido.

Benjamin se puso en contacto con un espacio aéreo para aterrizar, estaba sonriendo a pesar de la turbulencia de nuestra llegada y se presentó con un humano cuando finalmente estuvimos asentados en tierra.

—Podemos bajar y ellos cuidaran el avión asi que vámonos—Tia dejo que su pareja la ayudara a descender y yo salte detrás de ella. Este nuevo escenario era mucho más rustico que la ciudad donde habíamos aterrizado antes, en este lugar había más polvo y las personas que hablaban tenían un acento diferente y usaban palabras más desordenadas. —Bienvenido a Siwa, Jacob—Benjamin me palmeo el hombro.

—Siwa—Repetí intentando saborear la extraña palabra, seguí a los vampiros mientras escuchaba a Benjamin hablar y me colocaba lo bastante cerca de Tia sin ser invasivo

—Siwa es un oasis—Explico Benjamin—estamos en el oeste de Egipto, eso nos coloca en la frontera del desierto de Libia y a unos cientos de kilómetros del Cairo—Lo que explicaba el larguísimo vuelo.

No puedo perderte (EdwardxJacob)Where stories live. Discover now