La partida inconclusa

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—Tengo excelentes noticias. Marina está embarazada. Después de tantos años intentando por fin parece que será madre.

—Me alegro mucho por ella. En verdad, sé que era su sueño y lo intentó mucho. Si lo ves conveniente felicítala de mi parte también.

— ¿Te imaginas? voy a ser abuela. Por fin, de cinc.... Cuatro hijas al menos una me dará nietos —dijo con un entusiasmo que se apagó de pronto. Le pasaba que olvidaba con frecuencia que de sus cinco hijos solo quedábamos cuatro. O eso era lo que ella pensaba, y cuando la escuchaba, cuando notaba la tristeza en sus ojos al recordar a Tiago, tenía unas ganas enormes de abrazarla fuerte y contarle la verdad.

—¿Por qué asumes que ninguna más lo hará?

—Porque ni Daria ni Coral tienen una relación estable todavía, y ya te lo he dicho mil veces, tu gato no cuenta como hijo, es una mascota.

—Sí, pero, yo podría tener uno, un hijo no gato.

—No me digas que estás esperando. —Tiró su cucharilla en el plato y me miró con asombro.

—No, no lo estoy, pero si lo estuviera ¿por qué te molestaría? ¿No es lo que quieres? ¿O solo quieres nietos mientras no provengan de mí?

—Maya por supuesto quiero nietos provenientes de ti —acomodó la cucharilla que había lanzado antes y tomó un sorbo—. Lo que no quiero es que el padre sea ese chico con el que estás. Merecías alguien mejor.

—¿Quién, Steve? Mamá ya basta con eso. Estoy con Aaron dos años, supéralo. Es la mejor pareja que podría tener.

—Una pareja que no te toma en serio.

—¿No me toma en serio porque no nos casamos al minuto de conocernos? Todo este tiempo que vivimos juntos solo sirvió para que nuestra relación se haga más fuerte y nos demos cuenta que en verdad queremos estar juntos de por vida. Y... bueno, sé feliz, ya no seremos la vergüenza del pueblo —por fin saqué mi mano de debajo de la mesa y le presumí mi anillo a mi madre. Ella casi se atora con el café.

—Maya, ¿es enserio? ¿Cuándo lo decidieron? Tu padre no va a estar de acuerdo.

—No me importa lo que piense mi padre.

—Todavía no cumples veintiuno, legalmente necesitas su autorización.

—No creo que vaya a casarme de inmediato, esperaré un año más, o no sé.

—¿Cómo que no sabes? ¿Ese chico te pide matrimonio y no tienen ni fecha?

—No... mamá, fue recién, no lo hemos hablado todavía. Seguro será cuando acabe la universidad y haremos algo muy pequeño.

—De verdad esperaba que recapacitaras...

—¿Sabes qué? No importa. Creí que podíamos tener una relación normal, en verdad me gustaba comer contigo aunque sea una vez al mes, pero sigues tratándome como una decepción constante. No importa lo que haga, no importa lo que decida. Siempre seré tu mayor vergüenza y decepción y quien debió morir en lugar de mi hermano. —Me levanté de la mesa y tomé mi bolso para irme de ahí. Esperaba que mi madre se alegrara por mí, al final de cuentas, cumplía el deseo que tenía, más no era suficiente y tal vez nunca lo sería.

—Lo único que quiero es lo mejor para ti y lamento haber cometido error, tras error desde el principio. No fui la mejor madre para ti.

—Si para ti ser buena madre es conseguir que haga lo que quieras cuando quieras, pues no, no lo conseguiste. Y lo lamento, pero se madre no es eso. Es ayudarme a seguir mi propio camino y ni tu ni mi padre me ayudaron en eso.

TransalternaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora