Estar como en un sueño

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Espero que les guste el capi!!!

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Espero que les guste el capi!!!

Decidí escapar del desayuno. No pensaba estar bajo la mirada inquisidora de Daria y Coral. Steve ya había regresado a la residencia universitaria y yo quería mi espacio para pensar las cosas.

Me aseguré de meter el cuaderno de gatos en mi mochila y cuando guardé el nuevo teléfono que mi madre me había regalado, me llegó un mensaje de un número desconocido. No tuve ni que deducir de quién se trataba. Como lo tenía aún bloqueado seguro me escribía de otro teléfono.

"Te espero en el colegio antes de empezar las clases".

Bajé las escaleras rápido y corrí hacia la calle antes de ser descubierta por cualquiera de la familia. Le mandé un mensaje a Tiago para que no me esperase y fui directo al colegio.

La mente de Maya estaba en cierta paz. Cambiar de cuerpo fue una cura instantánea, ya que Sophie al otro lado era un desastre. Y esa paz me servía para entender que a Aaron no lo iba a poder esquivar y era mejor dejar de seguir con el juego del gato y del ratón. Donde era yo al principio quien lo perseguía y ahora parecía ser él quien no me dejaba.

Los funcionarios del colegio llegaban más temprano y por eso el establecimiento se encontraba abierto. Aaron ya estaba en nuestra aula. Sentado al fondo, al lado del asiento que le había intercambiado a Lucia.

Desaceleré y me dirigí con calma hacia mi lugar. Aaron dejó de dibujar y me brindó su atención. Mientras me acercaba a él, mi estómago se hacía un nudo. Realicé respiraciones largas e intenté no demostrar mis nervios.

—¿Cómo te sientes? —me preguntó, sobre la mesa tenía un paquete de galletas, tomó una y me extendió la bolsa.

Agarré una con inseguridad, me moría de hambre. Colgué mi mochila de la silla y me senté. Pensando qué decir.

—Estoy bien, pero Sophie.... Creo que quedó bastante magullada y confundida.

—Sí, debe estar muy lastimada. Iré temprano a curarte, ¿está bien? Será un poco difícil que le expliques cómo te hiciste eso a otras personas.

—No puedo explicarme ni yo misma qué pasó.

—No quería exponerte a ese tipo de peligro. Enserio me informaron que era algo más... manejable.

Aaron hablaba de la criatura, pero yo quería hablar del otro asunto primero y no sabía cómo abordarlo.

—Fue... raro, pero fue más raro lo que pasó después. ¿Usaste tu don para que perdiera la razón de esa manera? —lo dije, y él se detuvo en seco antes de morder la galleta.

—¿De qué don hablas?

—Tú sabes. Me haces contarte cosas personales y... bueno. Tenerte un exceso de confianza.

La risa pareció atorársele en la garganta.

—¿Crees que tengo algún tipo de súper poder para manipularte?

TransalternaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora