Prólogo

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Dos imperios sumidos en la más sanguinaria guerra, ninguno está dispuesto a ceder territorio ni por mar ni tierra.

Los cuerpos caen uno tras otros, las espadas se empuñaban hasta el último aliento y con estas mismas se arrebataban vida tras vida.

Enormes bestias de pelajes de varios tonos se abalanzaban encima de sus enemigos. La sangre, el fuego, así como el olor putrefacto de la primavera y el inmenso campo, antes lleno vida, ahora estaba totalmente cubierto con el velo de la muerte.

-¡¡ATAQUEN!!

-¡¡MATENLOS A TODOS!!

-¡¡QUE EL IMPERIO ZHENG CAIGA!!

Cada grito, cada golpe, cada muerte. Todo estaba en caos, ninguno de los imperios quería ceder.

Solo deseaban la muerte y la exterminación del otro.

Entre ellos un aterrador lobo de pelaje negro como la misma noche y con los ojos tan rojos como la misma sangre destrozo a todo aquel que se metiera en su camino, sus grandes fauces destruyeron cuerpos y desgarraron todo a su paso.

Cada soldado del imperio Cheng sabía quien era ese imponente lobo.

Un título largo, pero que a nadie se le olvidaba.

Hēiyè Yû Xuè Mó.

"Demonio de la Noche y la Sangre"

Una bestia cruel y sanguinaria que no tenia piedad con sus enemigos, conocido como un verdadero demonio con una sed de sangre insaciable y la fuerza superior a más de mil guerreros juntos.

Nadie era capaz de ganar contra el.

🐺

En un rincón del imperio Cheng resguardado por un gran número de lobos, un joven omega escucha las desgracias que vivían los guerreros, así como los llantos y oraciones por parte de los omegas, betas e incluso cachorros que deseaban que sus parejas, padres, hermanos, hijos... volvieran con vida a ellos.

-Alteza, ¿se encuentra bien?, ¿quiere que le traiga algo?-.

-No, Xi Lían, gracias-. Al final un suspiro cansado salió de sus labios.

¿Hasta cuando terminaría esto? ¿Qué más deseaban ambos imperios si solo traían consigo muerte y más muerte?

Las calles que algunas vez estuvieron llenas de vida y se podía ver a todas las personas conversar y pasear libres con sus familias, yacían completamente vacías y abandonadas, no había una sola persona paseando o cachorros corriendo libres sin miedo al peligro.

Todo eso había acabado.

Tan solo por una maldita venganza.

No, Yibo ya no deseaba más muerte, más llanto, más pérdidas, más dolor.

Ya era suficiente.

-Xi Lían, mi padre, ¿ya llegó a su campamento?-.

-Creo que si su alteza, vi a un grupo de sus hombres llegar, ¿quiere ir a verlo?-.

-Me gustaría, hay algo que quisiera hablar con él-.

La joven beta miró con extrañeza a su príncipe, desde que la guerra estalló siempre estuvo al tanto de lo que sucedía tanto en el campo de batalla como fuera de este.

Sabia que su príncipe era un genio y muy talentoso en muchas artes y disciplinas.

Pero la guerra era algo en lo que un príncipe, más un omega, no debería de involucrarse.

El omega del general Where stories live. Discover now