Era una pequeña sala que se veía muy elegante, los tonos vinos y negros tomaban el foco del lugar.

—Llegue aquí hace como una hora, he estado esperando a una amiga pero no llega —informe con cierto fastidio—. ¿Dónde estamos? —volví a mirarlo.

—En una sala vip, es para las personas que…necesitan más privacidad —dijo lo último incómodo, entendí perfectamente sus palabras sin repasarlas dos veces—. El bar es de mi padre —termino.

Mis ojos se abrieron como platos al escuchar ruidos por atrás, el calor comenzó a invadir mis mejillas—. Si, bueno, creo que talvez deberíamos irnos —hice un ademán señalando la puerta.

—Un amigo me está esperando, ¿no te molesta si vamos? —cuestiono rascando su cabeza.

Relaje mis hombros—. Para nada.

Me guío hasta un balcón, una chica y un chico yacían sentados en un sofá gris modelo «L» allí. Nuestra conversación siguió a la vez que caminábamos, me alegraba encontrarlo de nuevo, pues me había caído muy bien la vez que coincidimos en el bosque hace un tiempo.

Max abrió deslizando la puerta de vidrio cristalino que dejaba ver lo que había tras el. Ambos entramos y las miradas de la chica fue directo a nosotros, el otro chico al cual podía reconocer desde que nos acercamos seguía con su vista al frente.

El balcón era amplio y cómodo, el piso era de madera, a un espacio de el sillón había una mesa de tamaño pequeño color azul oscuro, una palmera artificial decoraba una de las esquinas, el lugar estaba alumbrado por lámpara de luz cálida.

—Amelie, ella es Estela. Estela, ella es Amelie; mi hermana —procedió el a presentarnos—. El es Hades, ya lo conoces.

Me sorprendió el hecho de que el conocía a Hades y eran amigos, quizás eso explica porque los dos estaban al mismo tiempo en el mismo bosque. Y, ¿Cómo Max sabía que Hades y yo ya nos conocíamos?

—Buenas noches —saludo la castaña con ojos similares a los de su hermano, Amelie me dio una sonrisa fina de boca cerrada.

—Un gusto —le devolví la sonrisa.

—Ya vuelvo, papá me está llamando —informo antes de irse.

Amelie me hizo una seña con la cabeza que supone que era para tomar asiento, así que lo hice al lado de Hades, sin embargo me aleje unos cuantos centímetros. El tenía sus piernas estiradas al frente, sostenía un vaso con algún licor, pareciera como si estuviera pensando o simplemente, ignorándome.

—Entonces, Estela, ¿Conoces a Hades? —pregunto aún mirando a el chico en medio de ambas.

—Nos conocemos, si —confirme.

—¿Quieres algo de tomar? —habló el pelinegro por primera vez, sus penetrantes ojos clavados en mi de un momento a otro.

—Ah…no, gracias. No tomo —negué con la cabeza.

En realidad si, a veces, el problema es que cuando lo hago me desconozco.

Asintió y volvió a ver para otro lado. Amelie le susurró algo sonriendo, sentía el ambiente pesado y tenso; y de nuevo, volvimos a donde estaba antes, mirando cualquier cosa en mi teléfono, la notificación de un mensaje de Hannah me tranquilizó, decía que ya venía.

Un beso bajo las estrellas ©✓Where stories live. Discover now