Capitulo XXVII

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Es un abrazo

P.O.V. ETHAN.

Acaricio el pequeño vientre de Lexie, tiene un mes, hoy es nuestros último día aquí en la playa, la traje aquí como luna de miel por que ella le gusta el mar, y mi esposa se merece todo lo del puto mundo.

Su pequeño poco abultado, estoy muy emocionada, un mes más y sabré que son, algo que me ha contado los días.

Me levanto de la cama para ir a ducharme para preparar el desayuno de mi esposa. Diosa. No me cansaré nunca de decirlo, mi esposa, mía y solo mía.

Me baño rápido y me pongo un jeans azul con una camisa blanca, bajo a la cocina para preparar el desayuno, Lexie sigue dormida. ¿Cómo es que puede dormir tanto?

Comienzo a servir la comida cuando Lexie viene a la cocina medio dormida. Creo que no sabe que está en la cocina... o si.

Tocó el desayunador hasta sentarse en un taburete, recuesta la cabeza en el taburete y yo sólo la miró con una ceja levantada.

-- Buenos días amada mía. -- digo con una sonrisa.

-- Tengo hambre.

-- ¿Cuándo no tienes? -- ella levanta la cabeza y me mira mal

-- ¿Acaso me estás diciendo hartona? -- pregunta enfadada.

Mierda. Ya la cagué ¿Verdad?

-- ¡En grande amigo mío!

-- No, claro que no...

-- ¡Para que sepa cómo por tres personas más! -- expresa enojada.

-- Lo se...

-- Entonces no me digas gorda. -- comienza a llorar y yo me alarmó, mierda. Ahora se ha levantado más sensible.

Nota mental: no molestarla cuando ande sensible.

Rodeo el desayunador para abrazarla pero ella se aleja.

-- Perdón, Lexie, no quise decir eso.

-- Si quisiste -- lloriquea.

-- Perdón, perdón.

-- ¿Por qué me dices gorda? -- pregunta entre lloriqueos. Mierda, esto va a ser una lección, ser más cuidadoso cuando esté sensible.

-- No te quise decir así, eres muy hermosa, ya seas delgada o gorda. Yo te amo así. -- ella deja de llorar pero se pone a reír.

Ok, estos siete meses no se como voy a ser con todo lo de cambio de humor. Necesitaré ayuda para esto.

-- ¡No sé por qué me río! -- dice entre carcajadas y comenzó a reír yo también, es muy contagiosa su carcajada. Luego de unos cinco minutos de risa por fin páramos, más bien ella para.

Corre a mi y me abraza -- Si después de este embarazo no me pides el divorcio, en serio que me amas. -- río.

-- Olvidemos eso y mejor come. Tenemos que regresar a la mansión.

Ella se vuelve a sentar en el taburete y yo dejo salir un suspiro.

-- Si después de esto no nos volvemos locos será un milagro. -- cometa mi lobo.

Niego divertido y le paso a Lexie su desayuno, junto a dos sándwich apartes, si, al parecer es lo que le encanta comer, sándwich. Al menos no ha tenido antojos raros.

Ella comienza a comer mientras tarea una canción, que para ser exactos no se cuál.

-- Ethan.

Mi mate, mi reinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora