Capitulo XVIII

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Nunca me cansaré de hacerla reír.

P.O.V. ETHAN.

-- Amor -- siento unos besos por mi cuello, dejó salir un suspiro de satisfacción. Se aleja y gruño, ella ríe. -- Tienes que levantarte -- dice de nuevo. -- Tenemos planes.

-- No gracias, así estoy bien -- vuelvo a escuchar su risa.

-- Me prometiste ir al lago hoy -- me la puedo imaginar con un puchero, ella no es consciente que los hace, pero me encantan.

Me doy la vuelta y la encuentro con una camiseta mía de color gris, le queda grande, provocado que le llegue a la rodillas, está de rodillas a un lado de mi y tiene el cabello desordenado. Yo solo llevo un bóxer, anoche fue otra vez mía y si que lo disfruté. ¿Cuándo no lo haré? NUNCA siempre disfrutaré del maravilloso cuerpo de mi Omega.

-- Buenos días mi reina. -- la acerco a mi, provocando que caiga en mi pecho, ella ríe. Se sienta en mi torso, diosa, con solo tenerla así no puedo imaginar cosas decentes.

-- Buenos días mi rey -- tiene una amplia sonrisa.

-- Te ves hermosa.

-- No digas tonterías, estoy con el cabello desordenado.

Me siento en la cama aun con ella encima de mi.

-- Para mí siempre eres hermosa. -- le doy un beso. Se separa de mí con una sonrisa.

-- Lo dice por que son tu pareja.

-- Te lo digo por que es la verdad, eres hermosa con cabello desordenado y una camiseta mía puesta. -- ella se sonroja.

-- Tenemos que bañarnos, y así podemos tener nuestro día.

-- ¿Qué tal un baño junto? -- le guiño un ojo y ella ríe.

-- Me parece bien.

La tomó de las piernas y me levanto de la cama, ella ríe, diosa, nunca me cansaré de hacerla reír.

-- Es lo mejor del mundo.

La dejo en el lavado del baño, le levantó la camisa y veo que sus mejillas ya están rojas. Sé que todavía se pone nerviosa cuando veo su cuerpo, pero le daré toda la seguridad para que sepa que a mí me encanta así.

-- Amo tu cuerpo. Amo cada parte de ti.

***

Después de una ducha maravillosa, bajamos a la cocina, ella lleva una falda que le llega hasta las rodillas de color negra con una camisa celeste y unas zapatillas. Ella es tan hermosa.

Nos encontramos con Lukas, que está desayunado.

-- Buenos días flacucho -- lo saludo Lexie y Lukas rueda los ojos.

-- ¿Cuándo me dejaras de decir así?

-- Nunca. -- río, una de las sirvientas nos sirve comida.

-- ¿Tiene todo listo? -- le preguntó a Lukas, ya que irá a una manada cercana.

-- Si, también ya revise los contratos dos veces ya que me obligaste. -- lo miro mal.

-- ¿Ethan haciendo esa cosas? Claro que no.

-- Ja-Ja que chistoso son. -- ellos ríen.

Seguimos desayunando, con ellos haciéndome burla, está claro que le hice también a Lukas, terminamos de desayunar y Lukas se fue a arreglar unas cosas antes de irse.

-- ¿Estas lista?

-- Siempre -- la tomo de sus mejillas y le doy un beso tierno.

-- Me encantas.

-- Y tu a mi. -- ella sonríe -- ve con Martha ella tiene la canasta y yo iré por la laptop.

-- Si señor -- se va saltado provocando que su falda se menea.

Voy a mi despacho por la laptop, está en una gaveta del escritorio, siempre la dejo ahí. La tomó y al salir me encuentro con Saúl.

-- Hola tío Ethan -- dice con una sonrisa traviesa y lo miro.

-- Hola Saúl, ¿Qué has hecho ahora? -- se que ha hecho algo.

-- ¿Yo? Nad...

-- ¡Saúl Scott! Más vale que vengas en este instante -- se oye la voz de Joana, se nota que está enojada, Saúl se esconde detrás de mí. Joana aparece a unos metros de nosotros.

-- ¿Que ha hecho ahora? -- me atrevo a preguntar.

-- No ha hecho ninguna de sus tareas, estuvo viendo la televisión en vez de hacerlas.

Mis padres también se enojaron por ello. Me doy la vuelta y me hinco para quedar al mismo tamaño que Saúl.

-- Saúl, tienes que hacer tus tareas, sino no hay más galletas de tia Lexie -- él me mira con una cara de indignación.

-- ¿No lo harías tío?

Sabemos que ahora es Lexie quien manda, nos ganó a todos con sus galletas.

-- Oh, sí lo haría.

-- Ya voy mamá -- sale corriente a la escaleras y yo río junto a Joana.

-- Ya me imagino como será con tus hijos -- dice ella aún riendo y yo trago saliva.

-- Bueno, ya me voy, Iker está a cargo hoy.

-- Use protección -- la miro mal y paso a un lado de ella. Voy a la sala en busca de mi Omega pero no está ahí, voy a la cocina pero la veo en la puerta hablando con alguien. Aprieto la mandíbula cuando veo que es un hombre.

Me acerco a ellos y finjo una sonrisa. Lexie es la primera en notarme.

-- Ya me tengo que ir, adiós -- se aleja de él y viene a mi, veo al guardia alejarse, si, es un guardia.

-- ¿Quién era él? -- ella rueda los ojos.

-- Un guardia.

-- ¿Y porque estabas con él?

-- Por que me estaba contando cómo conoció a su pareja y sobre su hija, quería hablar con la Luna de la manada de su orgullo -- ok, eso me quita lo celoso pero no por completo.

-- Hay que irnos. -- ella comienza a caminar a la camioneta. Se subió de copiloto mientras yo dejo las cosas en la parte de atrás, luego me subo de piloto.

Lexie pone algo de música, comienza a cantarlas en un susurro pero luego elevó más su voz, yo sólo la mira de vez en cuando con una sonrisa y me gana un beso en la mejilla.

Llegamos al lago y ambos bajamos, bajo también las cosas, ella pone la manta en el pasto y dejó la canasta y la laptop. La veo alejarse del lago. Se quita las zapatillas y entra al lago hasta llegar un poco más bajo de la falta.

La miro extrañado, me acerco a la orilla y la escucho reír. Vuelve de nuevo a la orilla y veo que tiene intenciones de bajarse la falta pero la detengo.

-- ¿Qué crees que haces?

-- Quiero entrar. -- apunta el lago como una niña pequeña.

-- Alguien te puede ver.

-- ¿Quien? ¿El árbol? -- ríe de su propio chiste y yo ruedo los ojos. Se quita la falta y la camisa, dejándola en un traje de baño negro que no sabía que traía puesto, yo sólo miro su cuerpo, diosa, ya me estoy imaginado muchas cosas que hacer con ese delicado y magnífico cuerpo que tiene.

Ella me da un beso -- Ven conmigo -- entra al lago.

-- Nunca te dejaría sola -- me bajó el pantalón y me quitó la camisa, entró con ella al lago.

Me acerco a ella y la tomó de la cintura.

-- Eres traviesa. -- ella ríe.

-- Pero así me quieres.

-- Y no sabes cuánto.

-- Creo que tengo una idea.

Se aleja de mí nadando y yo la sigo.

Mi mate, mi reinaWhere stories live. Discover now