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Comenzamos con algo de pruebas sencillas, cosas que todo buen estudiante de deportes nobles como este tenía que saber.

- Señorita Williams, puede venir y colocarse a un lado mío

- Claro señor D'Argencourt

Me posicioné a su costado y observé a los estudiantes enfrentarse, analice cada movimiento para después poder practicar y mejorar mi técnica. Conceptos que aprendí en la escuela de Brasil.

- Buenas tardes, vengo a hacer mi prueba para el equipo de esgrima, espero pueda ser aceptada

Un chico (o eso parecía) se paró en la entrada del colegio, uniforme rojo y voz definitivamente firme y orgullosa. Si el queda todo se va al carajo.

- Joven Agreste, podría darle una lección de caballerosidad por favor

- Claro que sí

Ambos chicos se posicionaron para poder comenzar el asalto, el de rojo inicio haciendo que su contrario se defendiese. Así hasta que la pelea paro por una confusión.

- Alto! Debido a la confusión podrán volver a intentarlo

- Si me permite señor - interrumpí.

- Desde mi perspectiva, el joven del lado contrario tuve que haber ganado por diferencia de tiempo - expliqué.

- Muy bien observado señorita, quisiera intentarlo?

- Claro que sí

Junto con el Joven Agreste, hice mi primera pelea, me fue bien, termine ganando, y por igualdad de condiciones el esgrimista misterioso, como habia decidido ponerle y yo quedamos elegidos, definitivamente lo había hecho bien.

Me dirigía a los vestidores para poder cambiarme, en mi hombro senti un pequeño toque que al instante me hizo voltear.

- Hola señorita Williams? - río.

- Hola joven Agreste, como se encuentra?

- De maravilla, por cierto execelente práctica

- Muchas gracias - retome mi seriedad del principio.

- Un gusto en conocerla y espero poder tener la dicha de volver a tener una pelea con usted

- Digo lo mismo, hasta luego

Termine de decir mientras me volteaba y por los pequeños agujeros que tenía mi máscara observaba sus ojos verdes.

Una vez que entre a los vestidores, vi a una chica tomando uno de los cascos de los uniformes. Al parecer estaba tratando de jugar? No lo sabía ya que sus expresiones corporales no podían descifrarse fácilmente. Me dirigí igualmente al baño para cambiarme, una vez que salí para dirigirme a casa vi a la misma chica que continuaba ahí.

- Hola chica, supongo que ya sabías, las prácticas terminaron hace un rato

- Que? Oh si claro, solo estaba pasando el rato - río nerviosa ante mi comentario.

- Ah.. bueno entonces yo me retiro, gusto en conocerte...

- Marinette, me llamo Marinette

- Mucho gusto en conocerte Marinette - hice una seña de despedida con mi mano para retirarme.

[...]

Estaba en camino a casa, venía en el coche con los audífonos puestos, relajada y desconectada del mundo, de un momento a otro el carro comenzó a temblar y rápidamente observe por una de las ventanas y vi a una chica un tanto extraña? Vestía un traje ajustado a su cuerpo color plata junto con una cosa rara en la cabeza, de su brazo tenía algo que parecía ser un sable pegado a su mano y atacaba a un auto negro como si quisiera vengarse, inmediatamente se dio cuenta de que la estaba mirando y corrió hacia nuestro auto para atacarnos.

Mierda por qué se me había ocurrido mirarlo como una boca?! Ahora iba a morir, execelente, mi segundo día en París y ya iba a morir. Inmediatamente la villana golpeó el coche haciendo que por el impacto se partiera en dos y yo saliera volando cuál meteorito.

Cerré los ojos para evitar ver mi final pelo sentí que el aire me golpeó justo en la cara, unos brazos rodeando mi cintura y un pecho frente a mi.

"Un amor de esgrimistas" Adrien Agreste y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora