10.- Proposiciones (in)decentes.

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Al final, Hye no cede; sigue muy cabreada cuando se va al típico almuerzo de fin de semana con sus padres; yo (que estoy en medio de toda la disputa) las entiendo a las dos, y no puedo ni quiero inclinarme en favor de ninguna; solo me queda actuar como espectadora y rezar porque nada de lo que Misu está haciendo nos lleve a la desgracia.

Una vez la cosa se calma un poco y Misu deja su portátil por fin, el planazo del domingo acaba siendo decidido: pelis pastelosas, comer porquerías y estar apalancadas en el sofá (a falta de sexo, es mi plan favorito, sí). No obstante, mientras estoy más a gusto que en mi vida tapada y zampando, me llega un mensaje al móvil que hace que se me indigeste el bizcocho que me he tragado antes:


Namjoonie:

Song Sonje, como se te haya olvidado la práctica de hoy, estás muerta.

12:22


Si eso es verdad... ya pueden ir cavando mi tumba.




Le he llorado a Misu más que en mi vida, y ha acabado aceptando traerme aquí, al estudio. No me daba tiempo de llegar a una hora decente a esta casa si hubiera tenido que coger el metro y el bus, así que, tras un rato de negociación muy dura, Misu ha aceptado quedarse en una esquina de la sala en la que estoy ahora para adelantar un poco de trabajo, a la espera de que mi clase de práctica termine y poder volvernos para seguir con el planazo de domingo.

Misu, a diferencia de Hye, nunca ha estado aquí; la muy hipócrita dice que no quiere mezclarse con temas ilegales (cosa que es este estudio de tatuajes y mi profesión en sí), pero bien que no tiene reparo en estar metida hasta las cachas en todo el tema del coloso y las peleas. Tampoco se lo voy a reprochar, que tiene que llevarme después en coche y a lo mejor se pira sin mí si se lo digo...

Prioridades, Sonje.

—Buenas tardes... Emm... Disculpa, pero ¿quién eres y qué haces en esta clase? No recuerdo haberte contratado aquí —murmura Nam, visiblemente confuso, cuando se da cuenta de la presencia extraña que teclea en un portátil en una esquinita de la sala.

—Es una de mis amigas, Joonie, la que te faltaba por conocer —contesto ante la falta de ganas de comunicarse de mi amiga; y no uso ese mote para dirigirme a mi jefe por nada: le ablanda un huevo y, claro, me aprovecho.

Misu mira a Nam como si estuviera a punto de atracarla... Entiendo que mi jefe pueda imponer mucho; entre la melena engominada, lo alto y grande que es, los tatuajes de sus manos, nudillos y cuello, las gafas de montura dorada (hortero) y la ropita que me lleva hoy de "me voy al Himalaya a rezar y escalar a la vez", puedo llegar a comprender que Misu se sienta algo intimidada... cosa que tengo que remediar a la mayor brevedad posible para que no se quiera pirar de aquí.

—Missie, este es mi jefe: Kim Namjoon. Joonie, además de llevar este sitio, está estudiando medicina para poder formalizar la situación del estudio y que sea legal considerar a este sitio un auténtico estudio de tatuajes.

Esa es la verdadera razón por la que Namjoon estudia medicina; lo sé, muy loable por su parte. Personalmente me parece una auténtica gilipollez que solo puedas ser tatuador con un título de medicina (por leyes antiquísimas que solo permiten usar agujas a personal médico aquí en Corea), pero Joonie se esfuerza mucho para ser legal algún día... más o menos, porque seguirá teniendo a gente sin el título de medicina que ejercerá la profesión, pero si viene una inspección seguro que se las apaña para hacer creer que él es el único que lo hace.

Inked KnockoutWhere stories live. Discover now