¿Puede un corazón roto volver a amar?
Erik Smith un chico que estuvo locamente enamorado de una chica y esta lo traiciona rompiendo su corazón.
El se vuelve una persona fría escondiendo su corazón detras de una fría personalidad, hasta que conoce...
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Narra Mía
Mi alarma suena indicando que son las 9:30 am y los rayos de sol golpean mi rostro adormilado. Me levanto con pesadez de la cama sintiendo que no he descansado ni un poco.
Hoy es sábado, normalmente mis sábados son para descansar pero hoy será uno muy ajetreado.
Me dirijo al baño, me miro detenidamente al espejo y mi aspecto no es el mejor que digamos. Debajo de mis ojos estan unas ojeras horribles por no haber podido dormir ayer y mi pelo esta hecho un nido de pájaros.
Lavo mi cara para despertarme un poco, lavo mis dientes y prosigo a aplicarme un poco de maquillaje para disimular las ojeras y la falta de sueño. Miro la hora en mi celular y todavía me quedan dos horas para buscar a mi madre y mi hermana al aeropuerto.
Busco en mi armario la bata del conjunto de dormir, y me dirijo a la cocina por algo de comer. Miró a mi alrededor y todo está ordenado, salvo por el rincón de lectura en mi salón, donde están todos mis libros y papeles regados.
Me preparo mi taza de café habitual junto con unas tostadas con Nutella y me dispongo a comer mi rico desayuno, pero no puedo evitar pensar en Erik. La pregunta sigue rondando por mi mente y no sé aún que hacer.
¿Debería considerar contarle lo que me pasa? ¿Debería demostrarle lo mucho que confío en el?
Tantas preguntas y preocupaciones que rondan mi cabeza, que no puedo evitar pensar en cuándo tendré un poco de tranquilidad para descansar.
Salgo de mis pensamientos y termino mi desayuno, para dirigirme a mi habitación para prepararme. Después de unos minutos en mirar mi armario y no saber que elegir, me decido por un conjunto simple, un vestido blanco y azul con rayas blancas y mis tenis blancos. Me recojo el pelo en una coleta alta con varios mechones sueltos y estoy lista.
Me miró en el espejo y me veo muy bien, satisfecha con mi apariencia cojo mi bolso echando todo lo necesario y camino hacia la puerta para salir de mi apartamento camino al aeropuerto.
Ya abajo, saludo al señor Robert el portero que me corresponde con una amable sonrisa. Desde que me mudé aquí tengo una amigable relación con Robert, ya que es amable y muy servicial con todos. El tiene 49 años, que para su edad se conserva de maravilla.
Salgo de mi edificio rumbo al aeropuerto para llegar a tiempo, recibo unos mensajes de las chicas deceandome buenos días y un correo de una editorial de aquí de Los Ángeles donde me inscribí para hacer un curso de práctica para estudiantes.
Siempre desde pequeña me encanta la literatura, me encerraba en mi habitación horas enteras y hay fue donde me di cuenta lo que quería para mi futuro. Mi sueño es trabajar en una editorial y publicar algunos libros para mostrarle al mundo cada pedacito de mi en cada historia.
En menos de 40 minutos ya estoy en el aeropuerto esperando a que salgan mi madre y mi hermana. Estoy nerviosa y a la misma vez feliz de verlas.
Un tiempo después de esperar las veo salir por la puerta buscándome con la mirada entre la multitud y cuando me ven sonríen y caminan hacia mí.
