Capítulo 3

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Caminó por los largos pasillos dirigiéndose a su habitación, ingresó a la dicha y se recostó en la cama.

Sumida en la oscuridad y tranquilidad, observaba con calma el techo del lugar, más aquella paz se vio perturbada cuando sintió una presencia dirigiéndose a donde se encontraba.

La peliazul se acomodó en la cama, sentándose al mismo tiempo que el desconocido ingresó a su recámara.

– Debes cambiarte, saldremos en un par de horas. – le dijo el chico, quien Hinata reconoció como Reiji.

– ¿A dónde iremos, Sakamaki-san? – le cuestionó la oji-blanca mientras recibía lo que a su parecer era un uniforme escolar.

– La escuela, esa persona aseguró que no tendrías problema alguno con aquello.

Hinata bajó la mirada ansiosa, "Tal vez explorar me ayude a encontrar alguna forma de regresar".

– Está bien, no hay problema Sakamaki-san.

La peliazul sintió la mirada del chico sobre sí misma.

– Bien, debes estar en la entrada a las nueve.

– Hai.

...

Hinata se observó una vez más en el espejo, no era de su agrado la ropa que exponía su piel o era reveladora, nunca fue fanática de su cuerpo, es más era algo que la acomplejaba y mientras se observaba, la inseguridad asaltó su mente, más se obligó a dejarla de lado.

Salió de la habitación y se dirigió a paso lento hacia el recibidor, cuando llegó el único que estaba era el rubio.

– Buenas noches, Sakamaki-san.

El chico no se inmuto, pero ella sabía que la había escuchado.

– Deja eso, es molesto. – Hinata lo observó en silencio.

– ¿A-A qué se refiere?

– Lo del apellido, ya sabes mi nombre por lo que no hay necesidad de ser tan formal.

– Y-Yo-

– Solo hazlo.

Y de nueva cuenta ambos volvieron a sumirse en un silencio.

– Vamos.

Hinata pegó un leve brinco en su lugar, ya que al estar tan concentrada en un libro que agarraba, no prestó atención a la presencia que ahora se encontraba frente a ella.

– Nfu ~ Nfu ~ Te ves bien. – le dijo el castaño mientras su mirada recorría su cuerpo, Hinata se removió incómoda.

– Vamos.

La peliazul no necesito otra llamada cuando ya se encontraba afuera. Observó como un auto se posicionó frente a ellos, abrió lentamente la puerta e ingresó.

Uno a uno los hermanos ingresaron, y sin esperarlo Hinata terminó en medio del rubio y el castaño.

El viaje fue tenso e incómodo, o así lo sentía la oji-perla. Cuando por fin llegaron a lo que parecía ser su destino fueron rodeadas por un montón de chicas y aunque fuera de mala educación, Hinata no espero a los demás y se adentro en la instalación.

Recorrió los pasillos con tranquilidad, recordó los papeles que Reiji le había brindado.

– 1-E... - susurró para sí misma.

Caminó por los pasillos observando su alrededor, buscaba el cartel que indicará la que sería su clase a partir de ese momento. Suspiro nostálgica, recordando sus días en la academia o sus misiones con sus compañeros y demás.

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