Capítulo 1

2.4K 78 50
                                    

Me cubro más con las mantas. Giro sobre la cama.

Miro a Gale mientras duerme. Mis ojos repasan sus oscuras y espesas pestañas, la curva de su mejilla, el perfil de su nariz, la sombra de barba de varios días de su mandíbula. El suave silbido que escapa de sus labios con cada exhalación.

Me quedo mirando esos labios, que son suaves y carnosos. Aunque casi siempre están algo resquebrajados.

¿Todo el mundo parece más joven cuando duerme?

Es como si ahora mismo estuviera frente al chico con el que me encontré en el bosque hace años. El que me acusó de robar de sus trampas.

Vaya par que éramos. Sin padre, asustados, pero también decididos a luchar con uñas y dientes por la supervivencia de nuestras familias. Desesperados, aunque ya no volvimos a estar solos después de aquel día, porque nos teníamos el uno al otro.

Pienso en cien momentos pasados en el bosque, las perezosas tardes de pesca, el día que lo enseñé a nadar, la vez que me torcí la rodilla y él me llevó a casa a cuestas...

Contábamos con el otro, nos protegíamos, nos obligábamos a ser valientes. Pero parece que fue hace una eternidad cuando solíamos ser aquellos chicos. 

Parece que ya no queda nada de ese par.

Bajo la mirada a su cuerpo, el cual se encuentra desnudo bajo el montón de mantas. Igual que el mío.

Miro la ventana, donde se cuelan los débiles rayos de sol entre las cortinas entrecerradas. Hace poco que ha amanecido, pero necesito salir de aquí.

Me levanto con el sigilo que me han otorgado tantos años de caza. Busco mi ropa, y me doy prisa en vestirme, antes de que él pueda abrir los ojos y verme desnuda.

Me trenzo el cabello, preparo mis cosas. Y salgo rumbo a la alambrada.

Me cubro con la chaqueta de cuero de mi padre, intentando protegerme de la fría brisa que trae el alba.

Quizá debí haber esperado hasta que Gale despertara. Pero sé que habría dado lo mismo si me iba ahora o me quedaba otro rato en la cama. No es como si hubiera una sesión de arrumacos al despertar. No es nuestro estilo.

Él me daría un simple buenos días, Catnip. Quizá un besito en la mejilla, y se levantaría de la cama para prepararse e irse a las minas.

Quizá habría intentado convencerme para que esta noche repitamos lo de hace unas horas. A pesar de que sabe que es seguro que termine negándome. Él se habría molestado, y no me hubiera hablado de nuevo. Las cosas habrían vuelto a ser tensas entre nosotros. Volverían los problemas que creí que habían quedado atrás por haber aceptado acostarme con él.

No sé si soy sólo yo, pero creo que el sexo está bastante sobrevalorado. Es como si hubiera sido diseñado para que sólo los hombres se satisfagan.

La desnudez jamás ha sido algo agradable para mí, y sigue sin serlo. Sigo sin ser capaz de ver a Gale desnudo. Y como ahora, siempre me apresuro a huir de casa antes de que amanezca y él pueda verme sin nada.

Siempre que lo hacemos, lo hago sólo para complacerlo. Y siempre y cuando está lo suficiente oscuro como para no verlo, y para que él no pueda verme del todo. Él es quien hace todo. Y aunque intentara hacer algo, él no me dejaría. Le gusta tomar el control, y hacer lo que quiera conmigo. Sólo me limito a quedarme quieta, mientras su boca y sus manos pasan por mi cuerpo. Se queda sobre mí hasta que consigue satisfacerse. Y cuando se aparta, me cubro con las mantas y le doy la espalda. Fingiendo que me quedo dormida.

Sus caricias siempre son demasiado bruscas. Y a pesar de que algunas consiguen hacerme sentir algo, él siempre parece ser el único que disfruta.

Para mi suerte, es muy raro cuando él consigue convencerme de que lo hagamos. Además de que no lo disfruto, evito a toda costa que suceda. Porque de ninguna manera pienso quedar embarazada. Por supuesto que tomo los remedios que venden en el quemador, pero la abstinencia sí que es mucho más efectiva. 

Siempre has sido tú Where stories live. Discover now