╰✯┋Capítulo 37┋

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El reloj marcaba el paso de los incesantes segundos

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El reloj marcaba el paso de los incesantes segundos. Hasta el aire tenía un peso que lo hacía sentirse diferente.

Kain miró por la ventana a los apóstoles llegando. Todo iba de acuerdo con el plan de su creador. De pronto, se volvió hasta este, inquiriendo con la mirada si debía salir.

—Es hora —exclamó Caleb levantándose de su sillón.

Kain tomó con firmeza su lanza y asintió.

—Recuerdo cuando estaba por acabar con mi vida cuando aún era humano y tú me diste una razón. Devolveré el favor sin importar lo que cueste.

Caleb rio.

—Todo el tiempo peleabas con Lowell porque tenía recuerdos y ahora aceptas que también han sido tu motivo.

—A diferencia de él los únicos recuerdos que importan son los de esta nueva vida. Nada antes de eso es relevante.

Una sonrisa complacida se dibujó en los labios del creador.

—Ve y termina con los apóstoles, quiero que te encargues de la supresora.

Kain asintió y tan pronto se marchó, apareció desde las sombras la silueta de Eira.

—¿Me has llamado, Caleb?

—Ha comenzado —susurró, trazando con sus yemas líneas sobre los cristales—. Quiero que protejas a la balanza —ordenó—. No podemos permitirnos el perderla.


..Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ..


Clear golpeaba la puerta angustiada en un intento por salir. Rose, que la cuidaba, parecía haberse hartado y desde la esquina se dedicaba a mezclar sus venenos.

Clear, por su parte, se había rendido de pedirle que la dejara salir. Podía ver claramente la pelea entre Nicholas y Elizabeth, y sabía que sus sentimientos le impedían al chico pelear en serio.

Intentó utilizar una ilusión para ayudarlo, pero Elizabeth había logrado crear una runa que le permitía anular sus ilusiones y terminó por encontrar a Nicholas que parecía exhausto luego de limitarse a defenderse.

De pronto miró a Kain entrar a la habitación y le miró suplicante.

—Por favor, tienes que ayudarle.

—Linda, por si no lo has notado, no somos los buenos.

—Pero tampoco los malos —Se volvió hacia él—. Todo este tiempo pudiste haberme matado, pero no lo has hecho.

—Clear.

— Si no piensas detenerlos al menos déjame salir. No me quedaré a ver morir a todos.

—Te detendré apenas intentes algo.

Arremetió contra él utilizando la hemaikinesis, pero fue golpeada por la estigia, cayendo inconsciente al instante.

—Cuando despierte dile que lo siento —pidió Kain entregándole la chica a su hermana.

Rose la cargó con cuidado y luego la depositó en un lecho de flores.

—Se lo dirás tú mismo cuando regreses, idiota.

Él esbozó una débil sonrisa y apartó la mirada.

—Por favor, solo eso pido.

Rose asintió con un gesto y sus ojos se humedecieron.


..Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ..


Consiguió bloquear el primer golpe de Elizabeth, pero no el segundo. El martillazo se impactó con fuerza en su mandíbula y cayó hacia atrás.

El puño de la chica se encontró con el duro piso donde hacía un segundo se encontraba su cabeza.

Intentó recuperarse, ignorando el daño que el golpe le causó y se levantó enseguida.

—¡Pelea en serio! —gritó la chica, haciéndolo retroceder de un golpe—. ¡Más rápido!

Los movimientos de Elizabeth eran tan rápidos que le era casi imposible seguirle el ritmo. Un golpe de su martillo falló, pero fue seguido por un puñetazo que no pudo esquivar e impactó directo en su costilla derecha.

La fatiga en él se hizo evidente al no hacer más que esquivar algunos y terminar recibiendo otros de los golpes. Cuando el cansancio y el dolor le sobrepasaron pensó en tumbarse y dejar que Elizabeth terminara con él.

Le costó un gran esfuerzo no lloriquear sabiendo la poca ayuda que era para los demás.

Dejó de retroceder y agachó la mirada, pero cuando un par de mariposas aletearon cerca supo que su nueva familia lo cuidaba.

Apretó los ojos intentando no llorar y con determinación esquivó el golpe. Tomó aliento y se acercó por el piso, enredó la pierna en el tobillo de Elizabeth y ella cayó con fuerza, dejando el martillo deslizarse lejos.

—Al fin pelearás, eh.

—¡No! No es la única manera que tengo de ganar.

Recargó su peso en ella, inmovilizándola mientras se encargaba de absorber su energía.

— Qué haces? ¡Quítate y pelea!

Elizabeth sintió como sus fuerzas le abandonaban rápidamente hasta que la debilidad terminó por dejarla caer en la inconsciencia.

—Lo siento.

Con cuidado la cargó, dejándola recargada contra las escaleras. La miró un instante y luego dio los primeros pasos para encontrarse con los demás.

—¡Qué lamentable es esa chica!

Se sobresaltó por la voz, y al voltear se encontró con Kain.

—Tranquilo, no he venido por ti —exclamó aplastando el par de mariposas que revoloteaban cerca de él—. Aunque no estaría mal aprovechar para terminar con los dos.

Nicholas retrocedió sin dejar de proteger a Elizabeth y Kain rio ante la escena.

—Tampoco vine por ella si es lo que te preocupa.

Nicholas, entendiendo que iría por alguno de los demás corrió hacia el castillo, pero apenas puso un pie dentro fue capturado por una atadura de hielo.

—Mejor será que te quedes ahí. Eres un apóstol débil con un poder peligroso. Solo mantente esperando a que todo termine.

Los pasos firmes de la estigia resonaron alejándose y una vez que Nicholas se halló solo intentó con todas sus fuerzas deshacerse de sus ataduras, pero fue un intento en vano y el frío dolía como el infierno.

Se concentró para intentar obtener parte del poder de Kain, con la esperanza de lograr utilizarlo y deshacerse de la prisión de hielo, pero pronto sintió que era bloqueado.

—¡Ah, ah, nada de eso Nico! —Al volverse observó a Jay sentado al otro lado de las escaleras, dedicándole una gran sonrisa—. Puedo alterar cualquier poder así que si quieres sobrevivir más te vale mantenerte tranquilo tal y como lo ha dicho Kain.

Apretó la mandíbula, frustrado, sintiéndose más vulnerable que antes. El frío y el dolor poco a poco se mezclaban más, y sus extremidades adormecidas le invitaban a dejarse rendir.

Agachó la mirada, rendido, y en el piso miró como las mariposas de Anais batían con sus últimas fuerzas las alas,agonizando.

Donde los ángeles temen pisarWhere stories live. Discover now