╰✯┋Capítulo 34┋

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Se había quedado más tiempo del normal entrenando y solo atinó a caer rendido en el sillón

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Se había quedado más tiempo del normal entrenando y solo atinó a caer rendido en el sillón. Miró el reloj de la pared, marcaba la medianoche.

Cerró los ojos, vencido por la fatiga, pensando en que, si las estigias no tenían a Lawrence, era él quien no deseaba regresar. Talló sus ojos acuosos, arrepentido de haberle provocado dolor.

El sueño terminó por vencerlo, pero no fue lo suficientemente profundo como pasar por alto ruidos casi imperceptibles que se escuchaban y sus ojos se abrieron alertas.

Intentó distinguir entre la escasa luz y miró la silueta acercarse a la cocina. Supuso que sería alguno de sus compañeros así que fue hasta donde se encontraba para ver si ocupaba ayuda con algo.

Cuando encendió la luz se encontró con el rostro de Lawrence hecho un poema. El chico llevaba un platón con comida y parecía estar a punto de salir por la ventana.

—Lawrence, estás bien.

—Lo estoy —pronunció agachando la cabeza.

Shannon notó que lucía como si nada y pronto una idea le llegó a la cabeza:

—¿Todo este tiempo has regresado en las noches? ¿Por qué no dijiste nada? ¿Sabes lo preocupados que estábamos?

Lawrence se mantuvo en silencio, abochornado de causarles problemas.

—Lo sien...

—Pero me alegra tanto que estés bien —confesó, abrazándolo—. Quería disculparme por las cosas que dije, no es verdad que Ellie sea mi única familia.

Lawrence asintió, y sintiendo sus ojos cristalizarse, también correspondió el abrazo.

—No tienes por qué disculparte. No supe entender tu sentir así que entiendo que te molestaras conmigo.

Shannon soltó aire despacio y frotó sus brazos cubiertos por el abrigo. Respiró unas cuantas veces más antes de responder:

—Estaba molesto conmigo, porque nunca he podido salvar a nadie. Porque incluso teniendo una segunda oportunidad estuve tan lejos todo este tiempo aun cuando estuvo frente a mí.

—Me salvaste a mí. Y tú mismo lo dijiste: ahora también soy tu familia.

Shannon asintió con una sonrisa.

—No solo mi familia: tú eres mi primer atisbo de esperanza.

—Te ayudaré a recuperarlo, salvaremos a Ellie.

—¡Conmovedor!

Se removieron, sobresaltados ante la voz, notando a Jay sentado sobre uno de los sillones.

—¿Cómo has entrado?

—¿Lo olvidaron? ¿Puedo manipular otros poderes? Adoro el poder sobre el espacio de Adbiel, porque puedo hacer cosas como esta.

Donde los ángeles temen pisarTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang