ㅤ(ㅤLA MUJER DEL VELO 𖤐 YOONNAM。 ݆֢֢݂݆֢𖧧˚ㅤ)

DIOS SABE LO QUE PIENSO CUANDO TE VEO.

Tus hermosas caderas, siendo víctimas de mis manos, que éstas, solo se pasean alrededor de tu delgada silueta, con cada roce puedo sentir ligeros temblores, que lo único que logran son volverme loco.

Levanto mi brazos, en dirección a tu rostro de porcelana, esas mejillas tan morenas, que son acompañadas por las más finos y rosados labios

¿Miel tal vez?

¿O fresa?

¿De que sabor son tus labios?

No me lo digas, pues yo mismo quiero descubrirlo.

Tus finas y pequeñas manos, se posaron sobre mis hombros, sin quitarme la vista de encima, tus ojos, igual que los mios, mostraban el insaciable dolor, del deseo de querer continuar con esa cercanía.

Tan cerca, inclinaba mi cabeza ligeramente, con tal de alcanzar el tesoro que llamas labios.

*TOCK TOCK TOCK TOCK*

La puerta sonó y todo momento lleno de nubes y colores, se rompió, me levanté de mi escritorio, donde anteriormente estaba durmiendo y tristemente... Soñando

El sol estaba en su máximo esplendor, los rayos de las luz alumbraban fuertemente 3 macetas arrinconadas de mi oficina, oficina que se inundaba de diplomas e imágenes de Cristo, la habitación de la serenidad, la habitación de la seguridad, son los adjetivos que usan seguido para definir mi oficina.

Yo realmente no la veo así, tampoco la veo con rencor o tristeza, simplemente, no tiene nada que me haga reaccionar a ella

Mas bien, no existe nada que me haga agitarme.

*TOCK TOCK*

Pesadamente me dirigí a la puerta, mientras acomodaba mi saco, abrí la puerta esperando a Taehyung, no lo había visto desde que termino la ceremonia, la cual fue un desastre por mi parte.

Mi corazón se paralizó.

Detrás de aquella puerta vieja de madera, se encontraba el cuerpo mas delicado y lindo que había visto, teniendo unas pequeñas manos con duda y nerviosismo, todo eso, siendo arruinado por un velo negro.

Era la dama del velo.

Mentí.

Si existe algo que me hace agitarme...

Eres tu.

Mi mano que sostenía la puerta no reaccionaba, haciendo que la puerta poco a poco se fuera cerrando.

Acto que fue detenido por una de sus finas manos, que se posó sobre mi sudorosa mano y finalmente empujar la puerta de manera delicada.

"Que necesitas?"

Mencioné, rezando a Dios para que no moviera su mano de la mía, algo que no sucedió, pues solamente pregunté, ella retiro su mano, llevándola a su posición inicial, una pose donde sus manos jugaban con sus dedos nerviosamente, algo a lo que no pude evitar sonreír