—Si algo te sucede, nena yo...

—Estoy bien, tranquilo, mírame ¿sí? —. Él le obedeció y ella acarició su mejilla—. Todo está bien.

Asintió, la besó y cuando regresó a construir la casa y Eli y Adrian pasaron por su lado, ambos recibieron un brusco golpe en la cabeza.

—Auch.

—Ni se te ocurra decir una palabra —espetó antes de que Adrian se quejara—. Podrían haber matado a su madre por descuidados.

—Fue un accidente.

—No me importa, un segundo accidente y ambos van acabar con los dientes en la nuca, no me provoquen. Largo, ahora.

Los dos se fueron hacia la casa, pues sabían que si Jonathan los echaba era simplemente para dejarlos en penitencia en sus dormitorios y cuando subían las escaleras, Eli golpeó suavemente la nuca de su hermano.

—¿Y ahora por qué me pegas?

—Porque tu dejaste caer la madera, tonto.

—Fue. Un. Accidente.

—¿Y qué tal si mamá moría ¿uhm? No puedes cometer ese tipo de accidentes, Adrian, simplemente no puedes.

Eli se encerró en su habitación y Adrian suspiró, se apretó los ojos con las manos y se encerró en la suya para mirar el techo tirado en su cama.

Olivia estuvo un rato en la cocina y luego en la granja, estuvo con Marie, optó por dejar que los hombres vinieran a ella en caso de tener sed o hambre y cuando se quedó sin nada para hacer (ya cerca del anochecer), se sentó en la silla mecedora del porche, con Marie jugando no muy lejos de ella y sus agujas de tejer para poder hacer unas mantas para el invierno. Ya tenía avanzado más de la mitad y lo que se arrastraba por el piso, Marie lo usaba para acostarse a chuparse los dedos.

Vio a los hombres continuar con el techo de la casa alumbrados por algunas lámparas y cuando terminaron, con la ayuda de Derby que había llegado del trabajo hacía algunas horas, se refrescaron un poco con el agua de un tarro y encendieron la fogata para sentarse a descansar.

—¿Cómo está tu mano?

—Bien —respondió Jonathan y se metió la mano en el bolsillo del pantalón al pasar por su lado.

—A ver.

Se detuvo de malagana cuando ella lo sujetó del brazo y al retirar la mano del bolsillo, Olivia dejó caer su tejido. Se le había hinchado toda la carne y los dedos y aunque no tuviera los huesos rotos, claramente se veía doloroso.

—¿Has trabajado todo el día con tu mano así? ¡Jonathan!

—Apenas me duele.

—Mentira. Agg, que ganas de partirte otra madera, pero esta vez en la cabeza a ver si reaccionas —. Tiró de él hacia la casa y se llevó una vela hacia la cocina para alumbrar la mesa, volvió por Marie, la dejó en el corral y regresó a la cocina—. Siéntate, a ver qué mierda sucede con tu mano.

—Estoy b...

—Shh, mejor no digas nada, grandísimo tonto. Al final la historia del oso es cierta —. Jonathan frunció el ceño—. Estás demente.

—¿Cómo conoces la historia del oso?

—Tu hermano me la contó —. Jonathan gruñó—. Sí, sí, tu hermano, pero fue hace años así que no empieces. Parece que tienes un esguince.

—¿Ves? No es nada ¿me puedo ir? Quiero dormir.

No se lo permitió y le colocó una de sus cremas con propiedades antinflamatorias y luego lo vendó. Cuando acabó y a pesar de sus ganas de darle un buen golpe, lo llenó a besos.

Vidas cruzadas: El ciclo. #1 TERMINADA +18. BORRADORWhere stories live. Discover now