La señora Olivia Morgan nos ha dado unos últimos minutos con nuestro hijo y no hay oro en este mundo con el que pueda agradecerle por sus esfuerzos. Es un ángel en estos tiempos de batallas y todos, soldados y familias, la recordaremos para siempre una vez esta terrible guerra pase. Por favor, General, envíele mi gratitud, gracias a ella fui concedida la oportunidad de sostener a mi muchacho en brazos para que no tuviera que partir solo en este cruel, cruel mundo. Estoy en eterna deuda con los Morgan.

Cuando alzó la vista hacia el general con sus mejillas húmedas, le agradeció por entregarle la información y regresó la carta.

—Hizo bien, señora Morgan.

Continuó con su mañana, atendiendo a los soldados, cocinando e intentando limpiar un poco y cuando llegó el mediodía, no le sorprendió que Harvie la llamara a su carpa para que se sentara a comer un buen plato con carne y vegetales. Jonathan había conseguido mover algunos hilos para conseguirle alimentos nutritivos bajo demanda de Harvie.

—Debes descansar por una hora o dos —le recordó mientras miraba su reloj de bolsillo—. Puedes quedarte en mi carpa y leer un rato, estarás más cómoda.

Le agradeció y se sentó a su lado para comer.

Sentía una gran emoción en su pecho de saber que volvía a estar embarazada, como si Dios le estuviera dando una segunda oportunidad y no podía evitar hacer planes e imaginar como sería su bebé cuando naciera o si sería un varón o una nena. No le importaba demasiado, lo amaría de cualquier manera. Pero también, entre su emoción y alegría, sentía una constante intranquilidad y angustia. No quería volver a pasar por lo mismo y perder otro embarazo, sabía que ella no se recuperaría de algo como eso, aunque Jonathan estuviera a su lado todo el camino para sujetarla. No le importaba morir en el parto si conseguía tener un vistazo de su hijo al menos por un segundo para poder morir con su recuerdo acompañándola, pero vivir sin su hijo...Esa carta simplemente no estaba disponible en la mesa.

—¿Has sabido algo de la granja? No pude evitar notar que desde que Jonathan sabe la verdad ya no recibes más cartas.

—No mantuve contacto con la granja tras mi partida —confesó y se alzó de hombros sin saber si había sido la decisión correcta—. Pensé que sería más fácil para todos cortar la comunicación, no quisiera darles esperanzas de que volveré y que luego les lastime el doble.

—¿Así que no sabes nada de los niños?

—Jonathan le escribió a Lisie después de enterarse que yo estaba aquí para preguntar por nuestros hijos y me comentó algunas cosas. Adrian cumplirá siete en un par de semanas... —. Solo imaginarlo la puso emocional—. Eli cumplirá diez y Jian diecinueve. Jian tuvo un hijo.

—Oh, vaya...Eso te hace abuela ¿no?

Asintió con una enorme sonrisa y murmuró una disculpa cuando comenzó a llorar.

—Tengo entendido que el bebé ya tiene tres...

—No te hagas daño pensando en esas cosas —. Tomó su mano por sobre la mesa y le acarició los nudillos—. Tomaste la decisión correcta, Olivia.

—¿Tú crees?

—Soy un romántico como ningún otro y defiendo y admiro a una mujer dispuesta a llegar a los extremos que tu has llegado para proteger y cuidar de tu marido. Muy pocos tienen tanta valentía.

Sonrió, sintiéndose más tranquila ahora que sentía su apoyo y retomó su comida. Realmente no se detenía a pensar en la granja ni aunque fuera un segundo mientras estaba en la guerra, hacerlo era como una forma de auto tortura muy dolorosa y siempre le quedaba la duda; ¿Hacía lo correcto? Era difícil tener una respuesta cuando había sido lanzada a un mundo desconocido y sin un manual de emergencias, cuando veía a su familia en peligro actuaba sin siquiera pensarlo y en la granja todos estaban a salvo, pero en la guerra...Jonathan estaba en peligro.

Vidas cruzadas: El ciclo. #1 TERMINADA +18. BORRADORWhere stories live. Discover now