—Sí, comparto el sentimiento.

El silencio se quedó entre ellos por un momento en el cual él no la miró y Olivia no supo cómo sentarse a su lado. Estaba nerviosa por su silencio y preocupada de que estuviera molesto. Jonathan podía ser impredecible algunas veces.

—Espero no te moleste, pero le he ofrecido adoptar tu apellido una vez volvamos a Minnesota —. Él no reaccionó—. Pensé que al menos así podría tener una mejor oportunidad de dejar atrás el pasado y empezar de cero.

—Está bien.

Volvieron a quedar en silencio y ella miró su mano magullada por aquel golpe que había dado. No mentiría; a pesar del dolor que ahora sentía, estaba orgullosa de aquel golpe. Era su primera vez haciéndolo y sentía que había sido un buen derechazo, como Jonathan lo había puesto.

—El coronel ha dado su opinión respecto a ti.

—¿Qué soy una harlot?

—No, dudo que él piense eso de ti. Él dice que pareces estar...desviada. No es la primera vez que alguien me lo comenta —. Olivia asintió, sin saber que decirle al respecto—. Según la opinión del coronel, has olvidado cuál es tu lugar en la sociedad.

—Y tú estás de acuerdo —concluyó sin necesidad de preguntar—. ¿Quieres que cambie? ¿Qué sea más callada? 

—Para empezar, quisiera que me dejaras terminar de hablar.

—Lo siento.

Jonathan lo dejó pasar y se acomodó en el sofá para mirarla.

—A diferencia de estos hombres que solo hablan de ti sin conocerte, yo sí te conozco y sé que no has olvidado cuál es tu lugar, simplemente no lo sabes, porque la época de la que vienes es distinta a esta y los hombres parecen ser más civilizados en el futuro. Así que no te culpo por ser como eres y, de hecho, no quisiera que fueras de otra forma.

Levantó la vista sorprendida al escucharlo y encontró sus ojos que penetraban en su alma.

—Te amo específicamente porque no asientes a todo lo que digo, me desafías, me desobedeces y el noventa por ciento de las veces realmente no me necesitas para nada, tan solo ínsito en ayudarte y protegerte para no sentirme un inútil. Pero incluso con ese hombre, lo golpeaste y tu sola podrías haberlo acabado —. No pudo evitar sonreír de orgullo al escucharlo—. También sé que cuando tuviste que encargarte de la casa y los niños, lo hiciste. Cocinaste, limpiaste y construiste un hogar para nosotros.

—Jona...

—Déjame acabar, por favor. Realmente no me importa la opinión que otros hombres tengan sobre ti, sé qué clase de mujer eres y te amo por ello y el motivo por el cual digo esto, es porque no deseo que cambies. Jamás. No deseo que te rindas. La mujer que amo siempre lucha y defiende lo que cree correcto, es capaz de cualquier cosa por sus niños y es inhumanamente inteligente y no me importa si eso te meterá en mil problemas, yo siempre estaré ahí para apoyarte y protegerte, siempre seguiré tus locas ideas como adoptar a una prostituta y darle mi apellido o viajar por tres días hacia la capital para intentar detener una guerra, así que aunque el mundo sea una mierda, prométeme que no te rendirás y que no dejarás que un hombre te diga que no eres capaz, yo incluido.

Se quedó mirándolo en lo que él esperaba una respuesta y no pudo contenerse de impulsarse hacia su cuerpo y besarlo. Jonathan respondió a su beso y le aferró el rostro, acariciando sus labios con la lengua y sus mejillas con sus manos. Unió sus frentes y suspiró.

—Prométemelo.

—Te lo prometo.

—Bien, gracias, eso me da mucha tranquilidad —. Revisó su mano y acarició el golpe en sus nudillos—. Espero no te hayas roto un hueso.

Vidas cruzadas: El ciclo. #1 TERMINADA +18. BORRADORWo Geschichten leben. Entdecke jetzt