09 | Tengo pasto en el culo ¿me lo limpias?

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—Póngase el cinturón señor Demien. Primero la seguridad —me pide.

Asiento y me coloco el cinturón.

—Ahora sí, ¡Vámonos! —chilla y arranca el automóvil.

Comenzamos a andar por la carretera, y para amenizar un poco las cosas, enciendo mi teléfono para poner música de la playlist "Dem y Zanahoria", la cual creó Parker en el autobús cuando regresamos de la excursión. En ella, están las canciones que cantamos ese día, más unas cuantas que nos gustan a los dos.

"Mistery of love" de Sufjan Stevens comienza a sonar luego de que conecto el teléfono a la bocina del auto. Al instante el pelirrojo y yo comenzamos a cantar alegremente y al unísono.

—White noise, what an awful sound. Fumbling by Rogue River —cantamos.

Una de mis películas favoritas es "Call me by your name", y sé que de Parker también, pues ya me lo ha contado.

Después se reproduce "Uptown Girl", y un montón de canciones más que cantamos con ánimo y felicidad. A pesar de que nuestras voces parecen de dos gallinas desafinadas, no nos importa y disfrutamos del momento.

Luego de una hora en el auto, llegamos al campo en donde haremos el picnic.

—Hemos llegado señores —anuncia estacionándose.

—Mis nalgas están lo que sigue de entumidas —alardeo mientras abro la puerta del auto.

—Las mías están igual.

Al bajar, la suave brisa del campo nos recibe. Es fresca y ligera. El pasto del lugar es de color verde vivo, hay unas cuantas margaritas, árboles altísimos y arbustos rellenitos.

—¡Me encanta! —chillo con emoción.

—¿Verdad que es precioso?

—Precioso le queda corto.

—Ven, le pedí ayer al encargado del lugar que apartara un lugar especial.

Sonrío y lo sigo. Llevamos cargando las canastas con comida, bebidas y la cobija en donde nos sentaremos.

Caminamos un poco, y en el trayecto me la paso maravillado de la preciosa vista. Llegamos a un lago precioso de agua cristalina.

—Es aquí —anuncia.

Saca la cobija de cuadros rojos con blanco y la coloca a un lado del lago.

—Me fascina demasiado —bufo.

—Me pone muy contento que digas eso.

Me siento junto a él y le ayudo a sacar lo demás. Ha traído sándwiches, fruta, pizza —porque es nuestra comida favorita—, bebidas y un par de panes.

—Soy nuevo en los picnics así que no sé que se hace —me dice.

—Creo que solo se come y se charla.

—Bien, pues iniciemos porque traigo hambre hasta de sobra.

Me río y tomo un sándwich para comenzar en engullirlo.

—Si fueras a una isla desierta y solo pudieras llevar dos cosas ¿qué llevarías? —inquiero.

—Suficiente agua y un libro para no aburrirme.

—Yo llevaría agua y pizza.

—La pizza, ante todo.

—Amén.

Me acabo el primer sándwich y paso a tomar una rebanada de pizza.

—Creo que, pensándolo bien, llevaría una televisión y las películas de Star Wars.

Hablar a la lunaWhere stories live. Discover now