Luego de unos minutos nuestro desayuno ya estaba sobre la mesa; Tome un sorbo de mi café para luego darle el primer mordisco a mi croissant.

Hannah no había tocado su comida, estaba mirando algo en la pantalla de su teléfono muy atenta, logré notar como fruncía los labios para evitar una sonrisa, sus mejillas se ruborizaban poco a poco, se veía muy tierna, siempre he pensado que su estructura facial es muy bonita, además de que es muy buena persona, ella es la que siempre a estado para mí desde que llegué a esta ciudad, no se que haría sin ella, la verdad.

Te quiero, tonta.

Mis labios se curvaron en una sonrisa divertida—, Uy, quién será el afortunado.

Ella se sonrojo aun más, sus ojos color miel me dieron una mirada avergonzada—. No es nadie.

—Si, claro, —la conocía demasiado bien, no quería presionarla, prefiero que ella se suelte por si sola. Mi mirada se desplazó hasta la entrada del restaurante.

Suéter negro...

Un chico pálido de suéter negro entro junto con una chica morena la cual tomo por la mano segundos después, el dejo un pequeño beso en la mejilla de ella y luego le susurró algo, ella sonrió.

Un chico pálido y rubio.

—Jackson me invitó a la fogata, —su voz era casi audible, sentía como los nervios se apoderaban de ella. Mis labios se entre abrieron mirándola con una expresión de sorprendida.

Jackson Harris, él típico chico popular, atractivo y egocéntrico de la preparatoria, todas las chicas están locas por el, o bueno, la mayoría.

Es capitán del equipo de fútbol y calificado como uno de los mejores alumnos. Las pocas veces que he hablado con el han salido bien, parece ser buena persona. Hannah ha estado enamorada de él desde 5to de primaria, la he escuchado mil veces hablando sobre el. Por un momento pensé que solo era un enamoramiento de primaria pero ya veo que no es así.

¿Pero en qué momento? Ella nunca me había dicho que hablaba con el.

—¡Felicidades! —dije con sinceridad, estaba feliz por ella.

—Lo siento por no decirte que él y yo—la interrumpí.

—¿Están saliendo? —pregunte curiosa.

Ella vaciló para después hablar—. No, el me empezó a hablar cuando se unió al club de lectura escolar, hace unas semanas.

[...]

Las coloridas hojas secas de tonos naranjas y rojizos crunjían con cada pisada, el otoño se había apoderado de la época. Hannah paso 3 horas arreglándose, se cambió como 23 veces y podía asegurar que una vez cada 10 minutos me preguntaba si se veía bien, no estoy exagerando.

Después de un largo camino llegamos a la ubicación que me habían mandado, lo primero que vi fue un grupo de adolescentes hablando, algunos estaban sentados en el suelo mientras otros estaban parados, no conocía ni a la mitad de personas, pero, de eso se trata, conocer a gente nueva.

Hannah me dio una mirada que gritaba nervios, mire al frente y ahí estaba el chico castaño con reflejos rubios, Jackson, su cabello estaba algo desordenado, sus manos en los bolsillos de su suéter de tonos azules, nos dio una sonrisa de boca cerrada, él y Hannah compartieron varias miradas.

Un beso bajo las estrellas ©✓Where stories live. Discover now