Los días siguientes no fueron diferentes.
El ataque del Nahual no había disminuido para nada, al contrario, ahora mataba cada dos o tres días, lo que sumaba ya una cuenta de 11 muertos. La policía empezaba a creer que se trataba de un asesino en serie y no de un animal pues sus víctimas siempre resultaban ser jóvenes adolescentes, ningún otro. Por lo que el Sheriff no tuvo más remedio que instalar un toque de queda sobre las 9: 30 de la noche. Y aun que Ángel y Adrian se habían esforzado mucho para atraparlo, sus esfuerzos se habían visto inútiles contra la criatura; Estuvieron muy cerca de atraparlo en la esquina de la Av. Brivel y la calle Laurel pero el animal se les escapo tras dar un enorme salto sobre una de las paredes de ladrillo rojo de la vieja casa de la señora Wallas y de eso ya habían sido otros dos días lo que según el patrón, significaba que el nahual volvería a atacar esa noche.
Demian por otro lado, se había visto inmerso en la sobreprotección de Ángel que solamente lo ponía a hacer ejercicios básicos de calentamiento y luego lo obligaba a meditar (o lo que fuera) por horas. Pero hasta el momento, no le había enseñado más que un par de movimientos con la estaca y eso era todo. Así que el jovencito empezaba a sentirse de lo más aburrido y olvidado en aquella casa, aun que eso si, se sentía bien de tener comida y un techo en donde dormir.
— ¡Demian! Baja, por favor – se escucho pedir a Ángel desde abajo y Demian, que leía un libro acostado en su cama, se levanto y bajo como de rayo. Solo para encontrarse con que los dos hombres tenían un montón de armas diferentes sobre la mesa de la cocina; Había flechas, armas de fuego, balas, cuchillos...
— ¡Wow! ¿Y esto? – pregunto emocionado
— Son de plata... bendecidas por un chaman en México — explico Adrian mientras metía un par de brillantes balas en una de las escopetas.
— ¿Entonces saldrán a cazarlo esta noche? — pregunto Demian, aun que estaba mas que seguro de que así era.
— Si, necesitamos pararlo antes de que cobre a otra victima. Adrian y yo saldremos, quizá toda la noche. Así que confió en que vas a poder quedarte quitecito aquí dentro. — le dijo Ángel y aun que el chico estaba realmente dispuesto a llevarle la contraria, una vocecita desde lo profundo de su mente le susurro que no lo hiciera.
— Claro que me quedare aquí, donde mi trasero esta a salvo de ese... Animal, no soy estúpido Ángel — Demian parecía completamente indignado, tenia que sonar convincente si es que quería llevar a cabo su plan a la perfección.
— Yo no dije, ni pienso eso... Yo solo quiero que estés a salvo Demian. — aseguro Ángel, quien últimamente empezaba a sentirse como una grabadora que repetía y repetía lo mismo, sin obtener éxito.
— Ya se, ya se. — y Demian salió de nuevo del sótano, dejando al vampiro con la palabra en la boca una vez mas.
— Eh, no seas tan duro con él. — murmuro Adrian.
— ¿Duro? Pero si yo... Ah, ¿Desde cuando yo soy el malo? — pregunto Ángel indignado.
— Bueno, técnicamente cuando eras Ángelus... — Adrian tenia todo el chiste preparado en la cabeza pero se quedo callado al ver la forma en que el vampiro lo estaba mirando. — Si bueno, es un adolescente. A esa edad todos los adultos somos los malos. — dijo mejor y Angel se relajo. Al menos lo intento.
— Lo se, pero no me agrada. No me gusta que siempre piense que estoy en su contra o que no lo escucho. — se quejaba Ángel y entonces Adrian no pudo evitar el reírse un momento.
— Jajaja, es un niño... los niños cometen errores pero para estamos los adultos, en especial cuando tienes mas de 300 años. — dijo Adrian lleno de ironía y esta vez Ángel si se permitió sonreír.
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ANGEL & DEMIAN: EL NIÑO DE LA PROFECIA
VampireLuego de una vida de heroísmo y expiación de culpas, el vampiro Ángel decide retirarse a un pequeño pueblo con la idea de alejarse de todos y de todo. Sin embargo, termina salvando la vida de Demian, un niño huérfano de la calle que carga en su inte...