CAPITULO 14: CACERIA

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El reloj marcaba casi las 9:00 pm y la maestra Betty, de la escuela pública, se había quedado dormida por 10 minutos más de los que su rutina requería. Entonces, ella se baño y se vistió a súper velocidad. Pero ya en la calle, se encontró con un verdadero embotellamiento, así que opto por tomar el camino de terracería, el que la conduciría hasta la parte trasera del pueblo, muy cerca de la escuela.

La maestra trataba de conducir lo mas rápido que podía entre aquel horrible sendero, pues estaba muy bien informada sobre los cuentos de accidentes que habían pasado ya ahí. Pero ella no era como los demás, era una conductora responsable y justo por eso, se detuvo al ver un bulto entre los arbustos. Al principio pensó que se trataba de un animal herido o hasta muerto, pero a medida que se fue acercando, se dio cuenta de que se trataba de un hombre.

— Oh, Dios. — murmuro para si misma y entonces se abrió paso entre los arbustos, hasta contemplar claramente a un hombre desnudo, en posición fetal y emitiendo sonidos muy raros. 

— Uh, ¿señor? ¿Señor? ¿Esta bien? — pregunto en apenas un murmuro, se agacho un poco mas y puso su mano sobre la espalda del hombre, estaba frio y rígido... ¿muerto?

De pronto, el hombre se dio la vuelta y dejo ver una enorme herida en su costado izquierdo, justo a un costado del tatuaje del rostro de un jaguar que cubría todo su pecho.

— Ayu-yuda — balbuceo con dificultad y entre cerrando los ojos con tanta fuerza que parecía ser de piedra.

— Si, si... iré por ayuda, iré por ayuda. — decía una y otra vez la mujer, se enderezo y regreso corriendo a su auto, en busca de su teléfono celular. Llamo al 911, pero antes de que le contestaran la llamada, escucho un horrible ronroneo y para cuando giro, se encontró con el jaguar. La mujer grito desesperada y soltó el teléfono, para luego morir por las garras del salvaje animal.

La sangre y la carne se dispersaron por todas partes, y el jaguar se quedo un último momento en medio de todo. Masticando lo que parecía ser, el hígado de la mujer. Entonces rugió ferozmente y mientras lo hacia, su cuerpo regreso a ser el de un hombre desnudo, cuya piel estaba cubierta por manchas negras que eran la prueba de su estado animal.

— Genial. — murmuro para si mismo tras ver que la herida causada por la estaca de Ángel había desaparecido finalmente. Aun desnudo, aquel misterioso hombre se puso a buscar las llaves del auto entre la sangre de la mujer y cuando las encontró, tomo su auto y continúo con su camino.

* * *

Al igual que el día anterior, Ángel tenía pensando enseñarle a Demian otro par de movimientos pero antes de eso, puso al niño a hacer ejercicios de meditación y calentamiento. Y Demian aguanto bien lo de las sentadillas y las abdominales pero cuando llego la meditación, no lo soporto.

— ¿Por qué hacemos yoga? — pregunto indignado.

— No es yoga, es meditación zen. — murmuro Ángel sin perder la concentración en la posición que mantenía.

— Uh, lo que sea... ¿Por qué lo estamos haciendo? No creo que con esto pueda matar un vampiro si me ataca. — comento el niño lleno de ironía y esta vez Ángel si abrió los ojos, solo para fulminarlo con ellos.

— Precisamente es para eso, la meditación zen es un arte que te permite dominar tus emociones en combate, como el enojo. — explico Ángel.

— Pero yo ni se pelear. — murmuro Demian con otro de sus pucheros en la cara

— Aprenderás a su debido tiempo, ahora... silencio. — ordeno Ángel y regreso a su concentración, desde donde pudo escuchar el fuerte suspiro de Demian pero se lo imagino cerrando los ojos y obedeciéndole. Así que sonrió.

ANGEL & DEMIAN: EL NIÑO DE LA PROFECIAWhere stories live. Discover now