Besó su hombro y su cuello y su respiración le llegó en el oído junto con su grave voz.

—Lo que provocas en mí, nena...Lo que me haces...No es normal —. Se alzó unos centímetros y la miró a los ojos—. Me tienes loco ¿lo sabes ¿no?

Olivia sonrió y le acarició la mejilla.

Le gustaba como se le veía ese corte de barba más prolijo y que resaltaba sus rasgos marcados.

Tendría que haberle dicho que él también la enloquecía de placer y afecto, que lo quería demasiado y no sabía como sentirse respecto a todos los sentimientos desarrollados por él, pero se guardó cada palabra y lo besó en su lugar.

—Deberíamos aprontarnos.

Jonathan se vistió y estiró las mantas de la cama en lo que ella se ponía el vestido. La ayudó como pudo a abrochar todas las cintas y cordones en su ropa, enredándose varias veces con sus propios dedos y cuando no tuvo nada más que hacer, se quedó sentado en el sofá, viéndola peinarse y hacer su maquillaje y no pudo resistir el impulso de ir a besarla.

—Estás hermosa.

Olivia sonrió, halagada por aquel cumplido y su autoestima se disparó durante el resto de la mañana.

Dejaron la habitación y Jonathan llamó en la puerta de Jian para que los acompañara al comedor para el desayuno. Ella también se había aprontado con uno de los elegantes vestidos que Olivia le había dado el día anterior para el evento de esa tarde. Los saludó y se enganchó al brazo de Olivia para descender juntas con Jonathan guiándolas.

—¿Cómo te sientes esta mañana? —preguntó por lo bajo, manteniendo distancia con Jonathan.

—Mucho mejor, gracias por preguntar, seguramente haya sido solo el estrés de la semana.

—Quizás.

A Jian no le convencía.

En su corta vida, más bien en los últimos años, había visto a demasiadas mujeres embarazadas entrando y saliendo del burdel y conocía los síntomas de cada una. No a todas les afectaba de la misma forma. Había conocido a una joven que no había tenido síntomas y nadie se había enterado de su embarazo hasta que su vientre era del tamaño de una sandía. También recordaba a unas mujeres que no dejaban de vomitar por todo el lugar y pasaban el día tan débiles y pálidas que parecían poseídas por un demonio en lugar de embarazadas. Y por supuesto, no se olvidaba del curioso caso de una señora que no solo no había tenido síntomas, sino que tampoco había desarrollado un vientre voluminoso. Su estomago había permanecido casi completamente plano hasta la fecha del parto, el cambio había sido tan sutil que todos habían pensado simplemente había aumentado algo de peso.

En resumen, tenía experiencia con mujeres embarazada y sabía decir cuando una lo estaba. Olivia tenía todos los síntomas más comunes.

Llegaron al comedor y ocuparon una mesa redonda con seis asientos.

Jonathan esperó hasta que ellas se hubieran sentado para acompañarlas y el camarero les entregó el menú del desayuno para que eligieran. Jonathan optó por un café con huevos revueltos y tocino, Olivia eligió el café con las galletas y Jian se pidió lo mismo. Imitar a Olivia era lo más sabio para poder estar a la altura de una señora de clase media/alta.

—¿Desea recibir el periódico del día, señor Morgan?

Asintió y le agradeció al camarero cuando le dejó una copa en la mesa junto a su desayuno.

—¿Irá mucha gente al baile de esta noche, cariño?

—Varios hombres importantes —respondió y pasó pagina en las noticias—. Incluyendo al próximo a ser ex presidente de los Estados Unidos.

Vidas cruzadas: El ciclo. #1 TERMINADA +18. BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora