Olivia pasó junto a la señora Butler y recorrió el pasillo con su vista nublada y sintiéndose nauseabunda. Ver a esas mujeres morir en circunstancias tan deplorables le llenaba de impotencia y saber que muchas de ellas eran jóvenes y habían recurrido a la prostitución por desesperación y hambre, la enfurecía. Se apoyó en la pared al final del pasillo y respiró hondo, abanicándose para no hiperventilar.

Una mano se apoyó en su espalda y no necesitó darse la vuelta para reconocer el tacto de Jonathan y la cercanía de su cuerpo a su lado.

—¿Sucedió algo?

—Una...una de las mujeres amaneció sin vida —consiguió decir y se giró hacia su torso para buscar consuelo—. Apenas lo he notado.

—Sabíamos que esto podía suceder, nena. Tu misma dijiste que no todas lograrían sobrevivir.

—Lo sé, pero no esperaba que murieran tan rápido y definitivamente no estaba lista para verlo —. Se quedó entre sus brazos, recostando su mejilla contra su hombro y negó—. Estas mujeres han vivido infiernos para poder sobrevivir y ahora...Dios, detesto no poder salvarlas a todas.

—Estás haciendo todo lo que puedes y mejor que los doctores del hospital —. Le levantó el mentón y acarició su mejilla—. No seas tan dura contigo misma ¿sí?

Asintió y él le limpió las lágrimas que no sabía derramaba.

—¿Estarás bien si me marcho unas horas?

—¿A dónde irás?

—Quiero visitar al barbero y quedé con el coronel Moore en el bar para hablar sobre la ceremonia de Lincoln.

—¿Necesitas que te ayude en algo? ¿O que te acompañe?

Negó y le dio un beso en la cabeza.

—Solo no te estreses mucho ¿sí? Y procura estar libre para la ceremonia. No quiero ir solo.

Asintió y le agradeció antes de verlo marcharse.

Respiró con calma y regresó a la habitación para continuar atendiendo a los pacientes. Quería bañar a las mujeres con la ayuda de algunas enfermeras y poder servirles el desayuno.

El sepulturero llegó unos minutos más tardes con Shyla y se llevó el cuerpo de Susan con la ayuda de otro hombre. Las tres los vieron marcharse dejando la cama vacía y un escalofrío les recorrió.

—¿Murió? —inquirió Jian al llegar a ellas—. Oh Dios, pobre Susan.

—¿La conocías?

—Solo hablamos una vez, pero decían que era una muchacha muy simpática —. Negó con pena y las ayudó a enderezar a otra de las pacientes—. Este mundo es muy cruel e injusto, ella no merecía morir, se los aseguro.

Aquello solo aumento el sabor amargo que sentían en la boca y ensombreció el resto de la mañana.

Terminaron de bañar a las mujeres y las cocineras sirvieron el desayuno y algunas enfermeras asistieron a las que no podían comer por su cuenta. Se aseguraron de que todas bebieran agua, la habitación se ventilara y estuviera tan limpia como fuera posible y lentamente, fueron repitiendo los mismos pasos salón por salón, para atender a otros pacientes.

No se sentó para descansar hasta que sol se hubo ocultado y la carga de tareas disminuyó considerablemente.

Respiró hondo y acarició su vientre ignorando las ganas de vomitar que la perseguían durante todo el día. No sabía si se debía al olor de la comida de la señora Sharrow que por algún motivo llevaba revolviéndole el estomago a pesar de ser deliciosa o sí era algo que le había caído mal, pero no podía quitarse las ganas de vomitar. También había una pequeña posibilidad que se estaba negando a considerar y eso respondía a sus nauseas y cansancio, también explicaba porque se sentía tan sensible a ciertos olores últimamente.

Vidas cruzadas: El ciclo. #1 TERMINADA +18. BORRADORWhere stories live. Discover now