Se sentó en la cama justo cuando alguien llamaba a la puerta y minutos después Olivia entró con una bandeja y comida.

—Supuse que tal vez tendrías hambre así que te he traído la cena —. Dejó la bandeja en la cama y acomodó los cubiertos que se habían torcido en el camino—. No sabía que te gustaba así que he pedido un poco de todo. Cúbrete que Jona está trayendo otra bandeja.

Tomó la salida de cama que estaba hecha de seda y era lo más suave que había tocado en su vida y se la colocó sobre su camisa de algodón.

—No tenía que tomarse tantas molestias, señora.

—No son molestias, cielo y puedes llamarme Olivia —. La vio asomar al pasillo y regresar minutos después seguida por Jonathan—. Aquí hay más.

—Muchas gracias, en serio.

Olivia asintió con una sonrisa y Jonathan le extendió unos palillos de madera.

—Pensé que quizás estarías más cómoda con esto para recordar tu hogar.

—Oh, hacía años no veía de estos —. Tomó los palillos de madera y sonrió—. Espero no haber perdido la práctica. ¿Quieren comer conmigo?

—Nosotros ya nos hemos pedido nuestra cena, aunque seguro podemos traerla para aquí y hacerte compañía —. Olivia miró a Jonathan buscando su aprobación y este solo se encogió de hombros y la siguió—. Ya volvemos.

Jian se sirvió en una vasija un poco del pescado y arroz con las ensaladas y comenzó a comer, mojando el pescado en la salsa que había en otro plato. Tenía demasiadas opciones para elegir. Panes, tortitas, cremas saladas y arroz, ensaladas y carnes a punto medio.

Cuando Olivia y Jonathan regresaron con sus bandejas de comida, ella se sentó en la cama a su lado y Jonathan acercó una silla y la mesa y apoyó su cena allí.

No hablaron, pero la compañía le hizo bien.

Jonathan comió en silencio y cada tanto, Jian lo vio dirigir su mirada a Olivia y hacerle un gesto, como queriendo asegurarse que ella estaba bien. Parecía un buen hombre, educado y tranquilo, aunque no olvidaba que había matado a aquel bastardo y habían dejado su cuerpo allí para quien llegara después. Jian sabía que los hombres tranquilos eran los de más temer, pues su temperamento estallaba pocas veces, pero cuando lo hacía la mejor opción sería correr.

—¿Cuánto tiempo llevan juntos? Si me permiten preguntar.

—Cuatro meses —respondió Olivia—. Pero nos conocemos hace casi un año.

—¿Es lindo?

—¿Qué cosa?

—Estar enamorada.

Jonathan se rio de forma distante y cortó su carne.

—Esa es una pregunta que me interesa. Dinos, Olivia.

Lo miró con un trozo de papa en la boca y masticó lentamente para que los minutos pasaran y pudiera pensar en una respuesta. No le había dicho a Jonathan como se sentía respecto a él y la relación que tenía y hacía unos días había estado pensando seriamente sobre eso, si lo amaba o no. Aún no tenía una respuesta.

—Es lindo querer a alguien —respondió finalmente—. Es lindo tener su compañía y apoyo.

Él se regresó en la silla para continuar su comida y no dijo más nada.

El resto de su cena la pasó mirando hacia la ventana que tenía enfrente, completamente sumido en sus pensamientos.

—Yo nunca he estado enamorada —comentó Jian—. Y los hombres que he conocido no eran muy amables. Algunos sí.

Vidas cruzadas: El ciclo. #1 TERMINADA +18. BORRADORTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang