Capitulo 14

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La arrastre escaleras arriba hasta mi dormitorio, casi en la puerta se soltó e intentó correr, la tomé del cabello y de un empujón la metí dentro, cerré con llave y la guardé en el bolsillo de mi pantalón

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La arrastre escaleras arriba hasta mi dormitorio, casi en la puerta se soltó e intentó correr, la tomé del cabello y de un empujón la metí dentro, cerré con llave y la guardé en el bolsillo de mi pantalón.

—Por favor, para con esto— suplicó

—Si estas pensando en gritar, hacelo tranquila, no te va a oír nadie, le pedí a la gente de limpieza y seguridad que no volvieran hasta el lunes—

—Estas enfermo si crees que me voy a acostar con vos, y menos en estas condiciones— dijo pensando, que la decisión era de ella.  

—Hay dos formas de que hagamos esto, "princesa" —dije acentuando esas palabras. —Con tu consentimiento o sin él, porque voy a terminar ahora con este histeriqueo, yo te voy a dar lo que te hace falta―comencé por desprender mi camisa sin sacarle los ojos de encima

—No estas hablando en serio— murmuró. 

Sacate la ropa, ahora― le ordené.

—¿Diego, que estás haciendo?―susurro, mirándome con las primeras lágrimas asomando a sus ojos e instintivamente retrocedió hasta pegar su espalda a la pared.

Me acerque lentamente mientras me sacaba la camisa y la dejé caer al piso.

La tomé por la cara con una mano y la besé, esperaba que me la hiciera fácil, pero me empujó, trató de sacarme de encima y en ese forcejeo lastimé su labio inferior con mis dientes.

Lo que consiguió fue desatar un infierno dentro mio, la agarre del pelo y le pregunte:—¿Por qué conmigo no? se te terminó el juego ¿ en serio pensaste que nunca íbamos a llegar a este momento? ―

No sé de qué estás hablando― gritó, la miré fastidiado.

—¿No sabés? estoy hablando de lo puta que sos— me pego una cachetada y yo se la devolví, ya no me importaba nada, sabía que esa noche se iba todo a la mierda. 

La odiaba, estaba tan enfurecido que no podía pensar.

Me miró sorprendida con el rostro bañado en lágrimas, lloraba desconsolada mientras se colocaba la mano donde había recibido el golpe.

 —Deja de llorar, esto es lo que hiciste con lo que siento por vos—me acerqué y comencé a desvestirla, abrí la camisa que llevaba puesta sin molestarme en desprender los botones, ya no se resistía, solo lloraba. Le bajé la falda de un tirón y la deje en ropa interior.

Me detuve a mirarla, tanta belleza provocaba que hasta lo más íntimo de mi masculinidad se estremeciera. 

Su maldito cuerpo se había apoderado de mi, desde el momento en que cruzó su mirada conmigo.

Vulnerable.    (Diegodelig)Where stories live. Discover now