Capitulo 9

1K 181 44
                                    

Ya era viernes, casi una semana desde la última discusión, miraba el celular esperando un mensaje o un llamado o lo que fuera, pero nada.

Me estaba constando horrores seguir con la determinación de ignorarla, pero no iba a dar un paso atrás, no esta vez. Sabía que me amaba, en algún momento pasaría el enojo que tenía, era cuestión de tiempo.

Los mensajes de Laura suplicando sexo no paraban, empecé a responderlos para divertirme, pero no pensaba ir a su encuentro.

Me puso al tanto de cómo estaba en ese momento enviando fotos, tocándose desnuda en su cama, le dije que buscara alguien que le hiciera compañía.de seguro no era yo y terminó sus intenciones con amenazas e insultos. 

No quería nada con ella.

No quería nada con nadie.

Solo tenia cabeza para Mariela.

Esa mañana después de bañarme y terminando de ponerme la corbata para salir rumbo a la bodega sonó el timbre, abrí sin pensar y ahí estaba, parada en la puerta de mi casa, con el uniforme del colegio y la mochila.

La miré fijamente sin decir nada, sonrió y clavo sus ojos verdes en los míos y dijo:

—Hola, ¿podemos hablar?—

Había caído y ahora me tocaba a mi jugar, la sensación de satisfacción era increíble. 

No iba a hacérsela tan fácil, le dije que pasara, que no tenía mucho tiempo para hablar, sin mostrar el más mínimo interés en sus palabras.

—Dale, te escucho— le respondí mientras caminaba hasta la cocina para servirme un café.

—¿Querés que tomar un café? ― pregunté indiferente.

—No, no quiero café ¿Va a terminar todo así entre nosotros? dijo impaciente.

 —No sé, ¿decímelo vos? Yo intenté arreglar las cosas y necesitabas tiempo, tómate el que creas que necesitas— dije, ironizando.

—¡No hagas esto Diego! ¡No fui yo la que provocó estos problemas, no es justo!—

—En eso tenés razón, yo me sobrepasé, pero vos te fuiste a bailar, hacés de cuenta que yo no existo y te enojas porque a mi no me parece, además de usar palabras que suenan mal en tu boca—

—No te saques de encima esto porque vos tenes mucho de culpa, ya no soporto siquiera pensar en esa estúpida, contándome lo que hacían en la cama y vos haces de cuenta que no pasa nada.

—Creo que fui claro cuando te dije que desde que estamos juntos no tengo nada con ella, estoy cansado de explicar lo mismo, me gritaste que ya no confías en mí y ese ya es tu problema—.

—¿Te estás escuchando? 

——No vamos a discutir esto, en primer lugar porque considero que confundiste las cosas, y lo estuve pensando Mariela, (hice un silencio para agregarle dramatismo) en mi opinión así no va a funcionar—.

Se quedó mirándome y sus ojos verdes lentamente comenzaron a brillar al borde de las lágrimas, murmuró por lo bajo;

—Supongo que fue un error venir hasta aquí― y caminó buscando su mochila.

La tomé por la cintura cuando intentaba abrir la puerta, tiró la mochila al piso y se abrazó a mí llorando, levante su cara y dije:

—¿Cómo se te ocurre que voy a dejar que te alejes de mi?

—No vuelvas a hacerlo, sentí que se me venia el mundo abajo Diego—

Estaba justo donde yo la quería, más frágil que nunca.

Vulnerable.    (Diegodelig)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora