Capitulo 10

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"Estaba a mil, necesitaba un baño urgente, tenía que atender mi calentura antes que ocurriera un papelón"

Encontré a una de las empleadas cuando bajaba las escaleras, pregunté por el baño, masturbarme para controlar la erección, era la única opción que tenía, me dirigí hasta ahí, y unos minutos más tarde ya estaba recuperado. La esperé en la sala.

Bajo las escaleras vestida como para que muriera de un infarto

La puta madre ¿por qué me sentía tan frágil ante ella?

El vestido negro corto y con transparencias que tenía puesto, dejaba todo a la imaginación.Tomó su abrigo, su cartera y salimos.

Subimos a mi auto y fuimos hasta la casa de mis padres.

 Se sonreía con picardía y vergüenza, preguntó si me parecía bien lo que había elegido para ir a conocer a mi familia, le respondí que estaba hermosa, pero que desnuda me volvía loco, sus mejillas se encendieron y miró hacía otro lado, puse algo de música y charlamos trivialidades en el camino.

Llegamos y le tendí la mano para entrelazar mis dedos con los de ella

Había bastante gente en la casa, algunos amigos de mis padres y familiares.

Nos dirigimos hacia donde estaba mamá charlando animadamente con mi tía Eugenia.

Mariela se llevó todas las miradas a su paso, eso por un lado me gustaba y por otro me ponía fastidioso.

― Mama, Feliz Cumple― dije, dándole un beso a lo que ella respondió con un cálido abrazo. Luego miró a Mariela y con una sonrisa en los labios dijo:

Esperé tanto el momento de conocerte, mi hijo se hizo rogar bastante.— 

 ―Buenas noches Emilia, es un placer conocerla— y devolviéndole la sonrisa, saludo con un beso y un feliz cumpleaños, luego se acercó papá y después las debidas presentaciones al resto de los invitados.

Ya en el comedor me sentía el centro de todos los comentario, era la primera vez que me presentaba en sociedad acompañado.

Nos cruzamos con los padres de Laura, obvio que no le diría a Mariela quienes eran, la cara de Clara desaprobando mi presencia era evidente. Rompí con las expectativas que tenia para su hija, siempre esperó ese arreglo matrimonial implícito y por la fusión económica de las dos familias, por lo tanto sabía que mi situación sentimental trascendería más rápido de lo previsto.

 Charlamos con algunos conocidos, que sometieron con preguntas a Mariela al reconocer el apellido del Juez, que sonaba como el nuevo integrante para la corte suprema.

Era tan exquisita, se desenvolvía ante las personas con una elocuencia y una gracia que me dejaban maravillado.

Vi a Fabio saludar en la entrada mientras se abría paso, un excelente médico por vocación, fue algo que generó controversia en un comienzo en el seno familiar, una decisión que mis padres tuvieron que respetar, ya que nunca le interesó trabajar en la empresa.

Hizo señas mientras avanzaba a mi encuentro y recién ahí, observó a Mariela, me sonrió cómplice, como siempre.

— Diego, ¡qué paso papá!— exclamó riendo— tenés que advertirme no podes sorprenderme así— nos dimos un abrazo, me hizo reír con algunos comentarios que dijo en mi oído. 

—Fabio, ella es Mariela―dije volviendo a tomar su mano.

 —¿Cómo estás? Qué bueno conocerte al fin. Diego habló bastante de vos―

Vulnerable.    (Diegodelig)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora