ꕤ 𝑸𝒖𝒆𝒓𝒊𝒅𝒐 𝑯𝒖𝒔𝒃𝒂𝒏𝒅𝒐 [𝑪𝒉𝒂𝒓𝒂𝒄𝒕𝒆𝒓 𝒙 𝑹𝒆𝒂𝒅𝒆𝒓]

𝟕𝟏. || 𝐌𝐚𝐧𝐣𝐢𝐫𝐨 𝐒𝐚𝐧𝐨 || 𝐓𝐨𝐤𝐲𝐨 𝐑𝐞𝐯𝐞𝐧𝐠𝐞𝐫𝐬 【𝔸𝕌】

Dedicado: Mikey, mi rey, te amo. 💖

Título:

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| •  Como una abeja  • |
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Advertencia:

Omegaverse AU

“Aunque Escritora-chan no comprenda del todo éste universo alterno, aún así, le gusta tanto como para escribir al respecto.”

Su nariz olfateaba el aire en profunda curiosidad, como lo haría un lobo en rastreo de una presa herida, mientras sus párpados se hallaban sellados con serenidad al momento de separar, como diferenciar, los numerosos aromas que chocaban con fuerza contra sus fosas nasales.

El entrecejo se frunció cuando logró percatarse que aquello que atraía la atención de su atenta nariz se había desvanecido.

— ¿Mikey? —el mencionado abrió con lentitud sus orbes, rompiendo el cerrojo de su mirada, para mostrar un profundo ónix que se adueñaba de sus canicas.

Giró su rostro en la dirección que provinó aquella grave voz masculina, sus mechones rubios danzando en ligeros movimientos cuando desvió la atención de sus joyas azabaches hacía un costado, para encontrarse con la figura de un joven pandillero que le contemplaba con extrañeza cuando enarcaba una ceja. Aquel muchacho poseía una trenza de dorado tono, en su sien había un llamativo tatuaje en forma de dragón oscuro, mirada filosa con su intimidante intensidad y una estatura superior al anteriormente nombrado.

— ¿Qué ocurre, Kenchin? —inquirió el adolescente de aura imponente. Su rostro de expresión neutral se dirigía hacía el rubio de singular trenza.

El mayor en estatura chasqueó sonoramente su lengua, dejando en claro con aquello que el apodo expresado no era de su agrado, para disponerse a formar una mueca molesta y fruncir su ceño con evidencia. — ¿Cómo que qué ocurre, idiota? —ladró hacía el rubio menor. — Llevas días con esa cara de mierda, Mikey. —advirtió una chispa de enojo en la mirada del contrario, sin embargo, se mantuvo firme ante sus palabras. — ¿Qué te perturba tanto para que estés de ese modo? —cuestionó interesado el subcomandante en conocer el motivo que ocasionaba que su compañero plasmará aquella expresión faltante de emociones en su rostro juvenil.

Aquel adolescente de hebras doradas, con una coleta media hacía atrás, esbozó una mueca en firme línea recta en sus labios delgados. Divagando internamente si aquello que lo perseguía desde hace unos días merecía tanta importancia como para hacerse lo saber a su colega de confianza.