7. Durmiendo en el mismo colchón.

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La noche de hoy la he pasado en mi casa, desde ayer no sé nada de Julia, no he recibido ni un mensaje por su parte ni una llamada, pretende que yo vaya detrás de ella y que me vuelva a arrastrar pero esta vez no será así. Ahora tengo la sensación por primera vez de que yo no tengo la culpa de nada, yo intenté hacerla feliz y hacer su sueño realidad, yo puse todo de mi parte y ella con su egoísmo por intentar aparentar lo que en verdad tiene lo ha tirado todo por la borda, mis intenciones de ahora en adelante no son ir a vivir con ella, de ahora en adelante seguiré en mi piso con Flavio.

Hoy Flavio me ha dado el día libre, hoy se quedará él a cargo del bar con la intención de que mañana me quede yo todo el día, se ha decidido por fin a formar una vida junto a Samantha, está decidido a hacer un paso adelanto y por eso mañana quiere tener un día libre.

En diez minutos he quedado con Eva para hablar, para contarle todo lo que ayer rondaba por mi cabeza y no fui capaz de ocultarlo, a veces aunque no quiera y lo intente ocultar soy transparente y se me notan las cosas al momento sin quererlo. Hemos quedado en su casa, Samantha está con Mía pero dentro de un rato se la llevará y ha decidido que es el mejor sitio para quedar así tenemos más tiempo de hablar antes de que la pequeña réplica de Sirena llegue. Ayer pude comprobar que es de lo más avispada que hay así que entiendo que Eva quiere  hablar antes de que Mía esté en casa. 

Pico al timbre cuando llego delante de su casa. Recordaba el sitio de aquella vez que la dejé cuando volvimos de la playa y me preguntó el porque no fui detrás de Julia cuando se fue enfadada por mis confesiones, ese día no quise contarle más allá de lo que dejé ver, pero hoy si, hoy vuelve a estar dispuesta a escucharme y dejaré que lo haga, dejaré que sea mi chaleco salvavidas en estos momentos. Quizás es verdad que me quiere proteger como dijo Mía.

-Hola- Oigo su voz nada más se abre la puerta. Ahí la veo a ella con sus ojos verdes, un moño en lo alto de la cabeza con cuatro pelos rebeldes que se le escapan y su ropa holgada que tanto le gusta. Eva siempre va preciosa lleve lo que lleve- ¿Vas a pasar o as a seguir examinándome?

-Mejor paso. 

Entro y enseguida veo el amplio salón que me recuerda al que vimos ayer con Julia, el de esa casa que se enamoró y que la quería como fuera, sin entender mis pocas posibilidades de pagar esa casa que para mí era una mansión. Está todo lleno de juguetes que intuyo que serán de Mía, muñecas esparcidas por el sofá, una cocinita justo al lado de la televisión y miles de cuentos por el suelo. También está repleto de fotos de Mía, Eva y Samantha juntas, no hay rastro de los padres ni de ningún chico que me deje entrever que es el padre de la pequeña. Eva sigue siendo igual de enigmática igual que el primer día que la vi, ya he descubierto sus ojos pero su familia es un mundo nuevo por descubrir.

-¿Quieres desayunar algo?- Me pregunta. Niego con la cabeza, desde ayer el hambre se a esfumado de mi, llevo desde ayer sin comer nada, por la noche me obligue a hacerlo pero no dio resultado, mi estómago se negaba a engullir nada- Está bien, pues sentémonos y me cuentas-  me dice apartando todos los juguetes que invadían el sofá- ¿Qué pasa con Julia?

Hago un suspiro para sacar todo el aire que sobra de dentro de mi y poder hablar. 

-Estoy empezando a pensar que todo está siendo tóxico- me atrevo a decir y a reconocer por primera vez- Siempre tengo que arrastrarme yo por ella, siempre tengo que rogarle yo el perdón cuando quizás ni yo tengo la culpa. Los desayunos por sorpresa se han vuelto una rutina cada vez que se enfada, no tengo otra opción, es sorprenderla o que se enfade más. Tengo la sensación que vivimos en la comodidad de la pareja, yo la quiero, pero quizás eso no es suficiente.

-¿Si dudas por qué ayer la llevaste a ver pisos?- Su pregunta me pilla desprevenido, yo no le llegué a contar donde estuve.

-¿Cómo sabes eso?

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