1. ¿Me lo prometes?

267 23 8
                                    

Hace 13 años...

Como cada mañana me dirijo al sitio donde quedo con la niña de ojos azules que nunca quiere decirme su nombre, siempre me hace llamarla "sirena" y así es como me he acostumbrado a llamarla, aunque me gustaría saber su nombre. Siempre quedamos en la cueva, cerca del río, ese es nuestro refugio secreto y ahí nunca nadie nos puede ver y es que, si nos descubren, nunca más podremos vernos.  Nuestras familias no se llevan bien y no quieren que tengamos relación, pero Sirena es la única niña del pueblo, es la única niña de mi edad y si no me relaciono con ella ¿con quién lo haré?.

Tanto Sirena como yo vivimos con el miedo constante de que algún día nos vean juntos, somos simplemente niños de siete años que queremos jugar, pero aquí nadie lo entiende. Intentan prohibirnos el derecho de jugar con amigos de nuestra edad, sin embrago no lo han conseguido, Sirena es mi amiga y nadie hará que deje de serlo, pase lo que pase, siempre la recordaré como mi primera amiga fiel. Cada día con ella es una aventura diferente, nunca nos aburrimos y es que siempre tenemos algo nuevo para inventarnos. Ayer, por ejemplo, éramos dos peces en el mar, ella intentó ser una Sirena pero no la dejé, mis padres cada vez que hablo de las sirenas me dicen que no existen y para mi esta Sirena sí que existe, por eso no quería que se hiciera pasar por algo que no es real porque para mí ella sí que lo es. Hace cerca de una semana nos dedicamos a coger los cangrejos del río, intentábamos pescar y siempre con cuidado, porque a la que cogíamos un cangrejo lo volvíamos a dejar en el río, nos encanta cuidar de los animales y verlos en su hábitat natural así que nunca jamás hemos hecho daño a un animal para jugar con ellos, si teníamos la necesidad de hacerlo nosotros nos hacíamos pasar por ellos. 

Hoy es un día raro, la niña de ojos azules llega tarde y nunca lo hace. Quizás sus padres han descubierto que era mi amiga y la han castigado, le han prohibido salir y ahora, probablemente esté llorando en su habitación y es que esa es nuestra promesa, dijimos que si un día nos descubrían nos quedaríamos llorando en nuestra habitación así se darían cuenta que nosotros somos amigos de verdad y que nosotros no nos haremos daño como se ha hecho nuestras familias. ¿Qué necesidad tengo de hacerle daño a Sirena cuando ella es la única que sigue mis locuras?

Veo a lo lejos a Sirena, hoy llega tarde y es muy raro, ella siempre llegaba antes que yo y  sus ojos rojizos no me gustan nada ¿Qué le habrá pasado?

-Sirena pensaba que hoy no venías, llegas muy tarde. 

-He estado escuchando una conversación de mis padres, he estado escondida detrás de la puerta de su habitación y no me han visto, pero no me ha gustado nada lo que han dicho. 

-¿De qué hablaban? ¿Saben que somos amigos?-Niega con la cabeza y se sienta frente a mi cruzando las piernas, quiere parecer estar tranquila, pero no lo está. Esto es raro en ella, ella nunca se está quieta, siempre da saltitos por aquí mientras pensamos la mejor forma de divertirnos. 

-Estaban hablando de irnos del pueblo, se quieren ir a una ciudad, pero yo no quiero Hugo. me quiero quedar aquí, contigo. He intentado quedarme con el nombre de la ciudad, pero no me acuerdo, quería acordarme para que cuando seas más mayor puedas venir a buscarme y podamos seguir estando juntos, pero por mi culpa no podremos. 

 -Quizás solo hablaban para iros de vacaciones, ahora es verano y la gente se va a las ciudades a  descubrir mundo. ¿Nunca te has ido de viaje?

-No, bueno sí, una vez fui al país de las maravillas mientras mi madre me contaba un cuento y yo me dormía, pero no me fui de la ciudad y ellos hablaban de coger el coche y irnos, lejos muy lejos. 

-Eso no es viajar, Sirena, eso es soñar. Para viajar muy lejos tienes que coger un avión porque el coche no puede pasar por el mar, yo una vez fui con avión a un sitio muy lejos y volví, quizás tu también vas a volver. 

El día que yo fui en avión tanto me pude ir como pude volver, así que seguro que si Sirena se va de vacaciones podrá volver, estoy muy seguro de eso. Nunca un viaje es para siempre. 

-¿Y si no vuelvo? No quiero dejarte aquí solo, quiero quedarme aquí contigo. Tenemos muchos planes por hacer. Si me voy nunca podrás hacer de pirata y yo nunca podré ser una reina que surca los mares.

-Si no vuelves, cuando pueda coger yo un coche iré a buscarte y haremos todo lo que nos falta hacer. ¿Qué te parece?

-Me parece mal, si me voy cuando seas grande no te vas a acordar de mi encontrarás a una amiga nueva y te olvidarás de mí. 

-Nunca me voy a olvidar de ti y si te vas cada día volveré aquí por si algún día vuelves puedas encontrarme. Y, si no lo haces, te encontraré. 

-¿Me lo prometes?

-Te lo prometo- Y cruzamos el meñique como siempre hacemos cuando queremos jurarnos algo, cuando queremos que una cosa sea secreto, cuando queremos que una cosa se cumpla y cuando estamos seguros que no nos vamos a defraudar. Es nuestro ritual y siempre será nuestro, nunca más lo haré con nadie. 

-Hugo, yo vivo detrás de la panadería de Ana, en la casa de color amarillo claro de dos plantas y con piscina. Si algún día me voy, te dejaré una carta pegada al girasol y ahí te diré donde me voy, si ves que algún día no aparezco ves a mi casa y busca la nota. Yo te estaré esperando ahí- Asiento con la cabeza, si algún día no viene lo primero que haré es ir a buscar la nota. 

Nos levantamos y vamos a otro sitio que también siempre será nuestro, la cascada. Ahí fue donde la niña con pelo moreno y de ojos azules mi dijo por primera vez que quería que la llamara Sirena y ahí fue donde nos prometimos que siempre estaríamos uno al lado del otro, que siempre seríamos amigos y que, una vez fuéramos mayores, intentaríamos que nuestros hijos fueran igual de amigos. A ellos no les prohibiremos que estén juntos, al revés, haremos que tanto sus hijos como los míos en un futuro puedan vivir juntos las mismas aventuras que ahora nosotros vivimos. 

No sé si Sirena se irá o no, pero ahora estos días que siga viniendo cada mañana voy a disfrutar, voy a jugar con ella y voy a reír con ella porque yo ya sabía que esto acabaría pasando. Sabía que algún día a nos alejarían, sabía que tarde o temprano romperían esta amistad y que dejarían a unos niños de siete años sin su otra mitad, porque para mi Sirena lo es, es mi otra mitad y me hace feliz cuando juega conmigo. Mi padre cuando me cuenta cuentos antes de dormir siempre me habla de amistades ideales, de esas amistades que no fallan, esas que nada los separa y siempre están ahí para siempre. En nuestro caso no podrá ser para siempre, pero no ahora, sé que cuando seamos mayores un reencuentro nos espera, un reencuentro que dejará que seamos felices y donde no tendremos que escondernos porque en ese entonces nada nos retendrá, seremos libres, seremos lo que siempre hemos querido ser: peces en el mar en libertad. 

Te encontraréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora