Día 5

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El día estaba soleado, realmente fresco ya que la brisa era refrescante y cuando chocaba con tu rostro era bastante agradable.

Harry lo atribuía a eso, o era el hecho de que podía percibir todo desde una nueva perspectiva, una agradable perspectiva, donde finalmente podía dejar de poner el móvil en silencio y no tenía que sobresaltarse cada vez que le entraba una llamada o recibía un mensaje. Donde el miedo no calaba su ser al no recordar si sus conocidos cambiaron su número telefónico o se trataba de su ex.

Podía respirar tranquilamente y eso le encantaba, era libre de hacer y deshacer las cosas a su antojo. Y como primer paso fue al centro comercial a comprarse un nuevo teléfono, uno de verdad y tiró a la basura el móvil desechable que traía consigo desde que terminó con Trevor.

Después de haber terminado en el centro comercial fue directamente hacia su florería. Los últimos días había estado ahí, atendiendo y no se dió cuenta que extrañaba ese lugar hasta que se vio obligado a no hacerlo por un largo tiempo.

Sus compradores habituales no dejaban de alargarlo por la competencia, Harry, sin embargo, se sonrojaba lentamente y asentía ante tales alagos.

Ingresó en su florería y un agradable aroma le golpeó el rostro haciéndolo sonreír, hoy era su último día en su ciudad así que trató de no pensar en que lo era y disfrutó de la tranquila vida antes de lanzarse de nuevo al estanque.

Anna lo recibió como siempre, dos besos en la mejilla y un abrazo, la señora Robinson le pellizcaba ambas mejillas y si de ella dependiera no lo dejaría ir jamás.

Se pasó toda la mañana atendiendo y hablando con Anna y la señora Robinson empacaba un pedido que llegó hace veinte minutos, al parecer para una pedida de mano. Harry se relajó bastante y continuó con su trabajo.

Su hermano pasó por él para ir a almorzar y Harry sonrió levemente cuando reconoció el restaurante favorito de ambos "The Rogue". Esa cadena de restaurantes era una maravilla, no solo la atención era increíble también la comida era exquisita.

—Así que, ¿cuál es la ocasión especial para venir a The Rogue?—pregunta Harry tomando asiento.

Andrew parecía inquieto cuando Harry le preguntó la razón, no podía decirle, él tenía que verlo.

—Bueno, verás hay alguien que quiere verte.

Harry no era experto en lenguaje corporal, pero sabía y presentía que se trataba de alguien importante para que él esté de esa manera. ¿Quién quería verlo?

—¿Quién quiere verme, Drew?

Sean en ese momento entraba por la puerta del restaurante y tras él venía alguien, Harry no podía ver bien de quién se trataba, pero por su estatura parecía ser una mujer.

Entonces la vio, seguía igual que la última vez que recuerda haberla visto. Su aroma suave  llegó a su nariz, ese aroma a galletas y almendras, ese aroma que conocía de memoria y le traía recuerdos de su infancia.

Era su mamá, ella había vuelto de su rehabilitación, estaba viva, estaba parada en frente suyo y no podía creerlo.  Parecía que acababa de ver un fantasma, bueno creía que lo era tras la muerte de su padre.

—Yo, Harry—habla la mujer, esbozando una linda sonrisa, de esas que siempre hacían que se sienta comprendido y en las que encuentra una calidez indescriptible.

El rizado se acercó lentamente a sus brazos, tras haber salido de su shock emocional, la abrazo como si el mañana no existiera y en un su rostro apareció una sonrisa igual a la de ella.No sabia cuanto la extraño hasta que la volvió a ver de nuevo. 

I Won't Mind ||Larry||Where stories live. Discover now