Primera Vez

20 0 0
                                    


Ale y Vicky tenían 15 años cuando se conocieron. 

Era el verano entre segundo y tercer año y estaban ambos solos cuando se encontraron. 

Victoria, en su adolescente rebelión, estaba sentada en un banco en la plaza fumando. Era una joven bella, talentosa e inteligente, sin embargo, se sacaba las peores notas de su clase; probablemente porque no tenía motivación ni ambiciones ni sueños futuros de ningún tipo. Si fuera por ella, el tiempo se hubiera detenido entonces, en su juventud; y no tendría que estar preocupada, pensando en el futuro ni en la carrera ni en prospectos de trabajo ni en nada por el estilo.

Tenía cabello largo y rubio y ojos verde brillante, que contrastaban con el resto de su atuendo. Chaqueta de cuero, botas de soldado, pantalones tan rotos que parecían pertenecerle a alguien de otra posición económica, maquillaje oscuro y, más que nada, el cigarrillo aún sentado cómodamente en su mano izquierda.

Toda su apariencia chocaba terriblemente con su rostro suave y dulce, que parecía haber escondido una inocencia erase una vez.

Fue en ese momento que Vicky escuchó música proveniente del otro lado del parque. La música sonaba como algo clásico y algo cursi para el gusto de Vi, el cual se inclinaba más bien hacia el punk rock. Pero, aunque la música no era de su estilo, la curiosidad mató al gato y Vicky empezó a caminar en la dirección de la melodía. Vi no era una experta en música así que no podía reconocer todos los instrumentos que tomaban parte en la pieza pero, prestándole atención, podía identificar violín, piano, flauta...

Cuando por fin pudo averiguar el origen de la música, se dio cuenta que el sonido provenía del teléfono celular de un joven de su misma edad. Este joven quien pasaría a ser una de las figuras más importantes de su vida. Pero, por ahora, solo era un extraño. Este joven tenía una apariencia muy distinta a la suya. Su cabello, ojos y piel eran más oscuros, traía puesto una remera blanca sin dibujos ni imágenes y unos pantalones deportivos con unas zapatillas cómodas de color marrón. 

Por su forma de vestir, parecía el tipo más aburrido que había visto en su vida pero, mirando a su rostro, no podía evitar pensar que era algo atractivo. Algo sobre su sonrisa, la luz de sus ojos, la forma en que se reía y tarareaba la melodía como si la supiera de memoria... era un chico lindo de una forma sutil y delicada. A diferencia de Vi, cuya belleza era fuerte y abrumadora, imposible de ignorar. Ale era más bien la clase de persona cuya hermosura puede pasar desapercibida si alguien no presta atención, mientras que Vi demandaba atención a cada instante de cada día.

No tardó en darse cuenta que el joven estaba bailando al compás de la música, sus movimientos llenos de gracia y delicadeza como una de las bailarinas de la televisión. Victoria lo observó desde lejos mientras él saltaba, giraba y se paraba en las puntitas de sus pies. Se notaba con solo mirarlo, incluso para alguien con poco conocimiento en la danza como ella, que era un chico talentoso que amaba bailar con gran pasión. Cada paso, cada movimiento era perfecto y hermoso. Vicky no pudo evitar sonreír mientras observaba.

Pero entonces, cuando la música comenzó a aumentar en volumen e intensidad, el chico se preparó para dar un gran salto; parecía ser un salto complicado y probo serlo porque el joven falló y terminó cayendo anticlimácticamente en el pasto. El joven exclamó, adolorido. Vicky no pudo contener un jadeo de sorpresa, el cual la dejó expuesta ante el objeto de su admiración.

"¿Estás bien?" preguntó ella, ahora que había sido descubierta y no había vuelta atrás.

"Me duele, pero no estoy lastimado, tranqui," respondió él. Pero entonces, la volvió a mirar y cayó en la cuenta de algo: 

"Mmmm, ¿hace cuánto que me estás mirando?" preguntó con una voz aguda para un varón de su edad. A pesar de su piel oscura, era evidente que se estaba sonrojando.

4 Veces que Casi nos BesamosWhere stories live. Discover now