Capítulo 47

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— No sabía que te gustaba la cultura mexicana.

— Mi abuela es de México, así que he vivido la mayor parte de mi vida en sus tierras. Tuve que dejarlo por más tiempo desde que ingresé a la universidad. — dijo — Es maravillosa y nunca te aburres, de verdad que no.

— Eso explica porque me la paso también contigo. Los mexicanos son muy divertidos.

Caminamos entre la multitud que iba disfrazada de catrinas y catrines. Había ofrendas por todos lados y bailarinas regionales mostrando sus mejores pasos con aquella típica danza del país. Compramos chucherías en los puestos que estaban a nuestro paso y no podía dejar de reír cada vez que Esteban hacía un chiste.

— ¿Te la estás pasando bien conmigo?

— De maravilla... — dije sincera y así era, pues me olvidé de todos mis problemas incluyendo al insufrible de mi jefe.

Seguramente el ya estaría en el aeropuerto con la señorita Amelia despidiéndose. Y lo más probable es que incluso antes de irse, la besó y le hizo el amor cómo solo él sabía hacerlo.

— Entonces... ¿Me vas a dar una oportunidad?

—Mmm... — lo miré fijamente — Voy a pensarlo. Hay asuntos que primero tengo que resolver.

Y era cierto. Me la pasaba tan bien con él que seguramente si algo pasase entre nosotros podría funcionar.

— ¡Si! — gritó feliz — Eso es mejor que nada.

Me tomó del rostro con ambas manos y sin poder yo evitarlo, me terminó por besar. Un beso fugaz, pues lo di por finalizado en cuanto sus labios tocaron los míos.

— Esteban, ¿en qué quedamos?

— Perdona, bonita — dijo — Pero no pude evitarlo. Había querido hacerlo desde hace mucho tiempo.

— Bien, ya lo hiciste — lo aparté ligeramente — Ahora vamos por algo para botanear antes de que me lleves a casa.

 

[... ]

 

Al día siguiente asistí a trabajar adormilada, pues estaba demasiado cansada cómo para respirar por mi propia cuenta. Lo bueno que era sábado y salía temprano. Revisé mi trabajo pendiente ya que no tenía más por hacer puesto que el señor Leonardo no me había llamado ni una sola vez en toda la mañana. Solo me quedaba esperar a que se le ofreciera algo, para así, poder verlo.

— Hola — me saludó una rubia que literalmente parecía supermodelo.

— Hola...

— Vengo a ver a Leonardo— me informó — ¿Crees qué puedas decirle que Marta está aquí?

Malditos celos.

— Ah... Verás, el señor Pereira está muy ocupado. Si pudieras venir en otro momento seguro que te atendería...

Sonó el teléfono de mi escritorio y dudé en si contestar o no. Al final opté por hacerlo.

—: ¿Diga? — respondí un poco molesta.

—: Hazla pasar.

—: ¿Acaso está espiándome? — me asomé a su oficina, pero no fui capaz de ver hacia dentro.

— : Ni un solo segundo he dejado de hacerlo — respondió — Ahora, bien: La haces pasar o salgo por ella.

—: Bien...

Ella me miró sonriente en espera de una respuesta de mi parte y por alguna razón me dieron unas terribles ganas de arrancarle los pelos de elote que había sobre su cabeza. ¿Por qué tenía que ser tan hermosa?

— Sígame. — le pedí.

Llamé a su puerta y él me dio acceso de inmediato. Le informé que una tal Marta lo estaba buscando y sin perder nada de tiempo, la hizo pasar. Ella entró muy sonriente y gritando su nombre emocionada, se abalanzó a sus brazos fundiéndose en un cálido abrazo que él respondió gustoso.

— ¿Pero cuándo has llegado? — le preguntó.

— Ayer por la tarde, pero quería darte la sorpresa.

— Vaya que me sorprendiste, guapa.

— Lo sé — ella rio y él le acompañó gustoso en dicha risa.

No qué no reías, imbécil.

— Sara, ya puedes retirarte — me pidió al verme asomándome por su puerta. — Y gracias por avisarme sobre su llegada.

— Si, claro... — los seguí mirando con curiosidad.

 «¿Quién será ella? ¿Por qué parecían ser tan cercanos?»

— Sara... — pronunció mi nombre muy despacio.

— ¿Si?

— Adiós.

— Ah, si, claro.

No me quedo más que salir de su oficina dejándolos a solas y no pude evitar sentir una oleada de celos incontrolables.

¡Quería matarlo!

LA CHICA DESASTRE ©° Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang