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Christian

Las manos de Felipe desesperadamente buscan quitarme mi pantalón, yo solo me entrego a él. Sus besos me encienden, una furia desenfrenada me lleva a arañar su espalda, recibo un gruñido de respuesta, aprieto sus pezones para aumentar la intensidad de ese gruñido.

-Chris, estoy nervioso.

-Se supone que tu eres la persona con experiencia en ésto ¿Por qué estarías nervioso?

-Porque te amo.

Corazón detenido, siento que me ahogo cada vez que Felipe expresa su amor, no es un sentimiento desagradable... No puedo entender como puede llegar a amarme después de todo lo que ha pasado... Quiero corresponderle, pero no puedo obligarme... Por otro lado, yo quiero hacer ésto con él, quiero ser de él. Tal vez... Me estoy enamorando.

Mis manos caen por su estómago, sintiendo su carne en ellas, mis piernas lo aprisionan, lo atraen a mí, quiero que esto pase con él. Mi respiración se acelera, mis dedos tamborilean en la hebilla de su cinturón, me decido por quitárselo. Acerco mi cara a la suya y nuestras narices se tocan. Esos ojos cafés penetrantes...

-No te alejes nunca más de mí- le digo, mis dedos logran abrir su pantalón, bajo el cierre lentamente- por favor... No lo vuelvas a hacer.

-No habrá necesidad, te lograré conquistar- toma mi cara con una mano, apretando mis mejillas con sus dedos- y nadie me impedirá no estar contigo.

Su lengua entra en mi boca y me pierdo, no puedo pensar cuando todos mis sentidos llevan a una sola dirección. Toco su ropa interior, mis manos están ansiosas, recorro el borde, imaginando todo lo que me hará... Todo lo que dejaré que me haga. Llevo mis manos a su trasero y las retengo ahí.

-Tu deberías ser el pasivo, tienes más trasero que yo.

Felipe sonríe, sus manos bajan de mi cara con lentitud, tocan todo mi torso dejando una corriente eléctrica en mi cuerpo, y al llegar a mi pelvis se detienen para ir hacia atrás, hacia mi trasero.

- Punto 1: Yo nunca he dicho que sería siempre el activo, nunca he sido pasivo... Pero contigo lo hago todo.

Se detiene para ver mi cara de alucinación, baja hacia mi cuello y me besa, dejando marcas.

-Y punto 2: tienes el trasero más delicioso del mundo, ya quiero comérmelo.

Sus grandes manos se aferran a mi cadera y en un segundo estoy acostado sobre mi estómago, siento su miembro moverse por sobre mi pantalón, arqueo mi espalda para poder besarlo pero no puedo alcanzarlo. Me apoyo en mis rodillas para que Felipe me quite mi pantalón y baje mi ropa interior hasta ellas.

-No sabes cuanto me había imaginado esto- dice.

Una mordida en mi glúteo me hace gritar de sorpresa. Sus manos recorren mis muslos una y otra vez, sin parar. No me gusta estar en ésta posición, es como si solo me importara sentir placer y nada más... No, yo quiero algo más que eso.

-Felipe... Yo quiero verte hacerlo.

Un dedo recorre mi espina dorsal y baja por mi trasero hasta llegar a mi ano, una escalofriante sensación recorre mi cuerpo. Comienzo a gemir ante el inevitable placer que me produce su dedo. Una lamida en mi miembro me hace ahogar un grito, mis piernas se vuelven flácidas y me hacen caer.

-Felipe, Felipe por favor...

Siento sus manos en mis costados y sus labios en mi espalda, sube, sube, hasta llegar a mi cuello, su lengua toca mi oreja. Un gemido descontrolado se escapa de mí. Felipe ríe.

-Te estás desesperando- me dice él en un susurro- ¿Ya lo quieres dentro?

Esas palabras resuenan en mi cabeza, una ráfaga de miedo y excitación recorre mi cuerpo... Quiero que me posea...

Atrapado con el demonioWhere stories live. Discover now