Soltándose de ambas manos, Mia giró el cuerpo hacia delante donde las piernas le chocaban contra la pequeña mesita del salón y las manos calientes de James se dejaron caer en el lugar que ella las abandonó. Mia quería hacer como si nada de la noche anterior hubiese existido porque no terminaba de creer a James, sabía que la factura se la tenía que pagar y él había insistido que no, sabía que no tenía por qué haber echado a Adenilton  por su culpa pero él lo había hecho o eso era al menos lo que decía.  Qué era exactamente lo que él quería. ¿Acostarse con ella? ¿Disfrutar todo lo que ella le permitiese y luego se iría con alguna modelo de revista? Mia no era tonta y estaba al tanto de las revistas y periódicos y desde luego de las fotos y fotos de James con modelos no pasaban desapercibidas desde que lo había conocido. 


Ella quería algo de verdad, algo auténtico y con él dudaba mucho que lo lograse tener. Por ello, se extrañaba que él quisiera estar en su minúsculo apartamento donde apenas había sitio para un bebé ya no digamos para una relación, no desde luego allí no había sitio.  Todavía le dolía la ruptura con Adenilton y sus palabras en la discoteca terminaron de confirmar que para él era más importante su camisa que ella. Cosa que no debía afectarle como lo hizo, tendría que haber evitado a toda costa a ese chulo pero, no pudo librarse de él hasta que James no lo apartó. 


Llevaba con James algo más de una hora y no habían sacado el tema, no supo por qué lo sacó ella si era la interesada en no hablarle de ello, se renegó mentalmente por ello, lentamente volvió la vista hacia James quien le miraba atento y con el ceño fundido.

-No es que quiera olvidarlo pero mañana me haré cargo del bebé y no creo que haya cabida para algo más en mi vida y desde luego si estas buscando el polvo fácil yo no soy de esas. Así que es probable que te estés confundiendo de persona lo siento James.
-Yo no busco el polvo fácil Mia, o al menos no en estos momentos. Sí es verdad que he tenido muchos líos pero ahora en este momento de mi vida quiero hacer las cosas bien y quiero que tú formes parte de esta nueva etapa. Te quiero a ti Mia, te quiero dentro de esta nueva etapa y no quiero quitarte tus obligaciones como madre, he visto y sé que adoras a ese pequeño, déjame hacerlo a mí, déjame adoraros a los dos. Mia dame una oportunidad solo te pido eso. Sólo quiero eso.

Mia se quedo sorprendida ante las palabras de James, no se esperaba eso de él, en estos momentos simplemente quería abalanzarse contra él y darle un buen beso así que se levantó rápidamente para irse hacia su cuarto, tenía que evitar el contacto para poder pensar. James le siguió por inercia, no entendía que pasaba o qué era lo que ella iba a hacer. Se paró enfrente de la habitación del bebé,  donde la puerta estaba abierta y se quedó mirando sorprendido a su interior. La habitación era perfecta, quizás demasiado pequeña para que el bebé correteara cuando creciera pero estaba seguro que para cuando eso sucediera el bebé ya no estaría viviendo aquí.  


Mia se dio de bruces contra su firme pecho, iba tan distraída andando de una lado a otro del pasillo que ni siquiera lo había visto. James le agarró los hombros para que no se cayese y le abrazó mientras seguía mirando el cuarto del bebé emocionado.

-¿Quieres entrar?- la voz suave de Mia le devolvió a la realidad y asintió ligeramente dejando que ella avanzase primera.

La cuna estaba en el centro de la habitación y enfrente a ella estaba la típica alfombra de una ciudad con la que los niños jugaban, la cuna era de madera clara con unas mantas de color azul y un gran peluche de color marrón claro al igual que la cuna. Había una pequeña mesilla con una lámpara y un par de libros de bebes y a su lado un puff azul claro igual que una de las mantas que cubrían la cuna. En una esquina se situaba en cambiador con alguna caja sin abrir debajo de este y un modesto armario de madera con unos tiradores de osos azulones. Era perfecta, ni siquiera él lo hubiese hecho mejor, era la habitación más perfecta en la que él hubiera estado alguna vez.

Es míoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora