—Es lo que sigo preguntándome todos los días.

—Los hombres con los que viajaba; mi marido y sus hermanos, se cruzaron con ellos una vez —intervino Emma desde la manta sobre la que se sentaba con sus hijas a coser la ropa rota—. Veníamos viajando desde el oeste cuando nos abordaron mientras acampábamos, se sentaron a comer con nosotros portando sus pesadas armas y burlándose de mi marido y sus hermanos, incluso de nosotras. Iban a matarnos, pero entonces dijeron que harían una excepción si una de nosotras los acompañaba durante la noche...Así que fui.

Olivia la miró sin saber cómo reaccionar a aquella historia, parte de ella se removía en asco y otra sufría en silencio por Emma y sus hijas.

Emma forzó una sonrisa con ojos húmedos y dejó de coser para mirarlas.

—Habiendo vivido lo que viví, yo les digo que sus familias son afortunadas de que esos hombres solo los mataran.

Y ni Lisie u Olivia se atrevieron a decir lo contrario al ver el dolor en sus ojos.

Olivia miró hacia los niños cuando Eli se movió en la cama improvisada junto al fuego y terminó de arreglar su vestido para acercarse a ellos y observarlos. La salud en sus rostros había durado poco; volvían a estar pálidos y perdiendo demasiado peso y demasiado rápido. Ni siquiera creía que tuvieran la fuerza para ponerse de pie y jugar a las escondidas como solían hacer en la granja. Especialmente Adrian, quien era demasiado pequeño y requería de demasiadas proteínas que no estaba recibiendo.

—Creo que los niños están comenzando a tener fiebre —comentó después de tocar sus rostros dormidos—. Necesitamos conseguirles alimento o no sobrevivirán el viaje.

—Tan solo he conseguido dos conejos y una ardilla —anunció Jonathan llegando por detrás de Olivia con su rifle al hombro y los animales muertos en sus manos—. Es lo único que pude encontrar a los límites del bosque.

—No es suficiente, hemos estado viviendo de conejos durante toda la semana y los niños necesitan comida...

—Confórmate y cállate, mujer.

Olivia dirigió su mirada hacia Derby cuando su voz le llegó en medio de su desesperación y arrugó la nariz al verlo escarbando sus dientes con una rama y escupiendo en la tierra los tronzos del palo que se rompían contra su encía.

Se acercó hacia la caja junto a él donde se apoyaba su rifle y lo agarró, se enderezó y levantó un pie para impactarlo contra el pecho de Derby y tirarlo del banco.

—Nunca más vuelvas a decirme que hacer.

Derby se puso bruscamente de pie sacudiendo la tierra de su pantalón y dio un paso hacia Olivia. Kyle y Darion alzaron la vista hacia ellos y este último se recostó en el banco y cruzó los brazos como si esperara ver una función en un teatro.

No fue un paso completo el que alcanzó a dar cuando su camino y vista de Olivia se vio bloqueada por la enorme figura de Jonathan y sus ojos grises sosteniendo su mirada.

—Siéntate, Derby, no hace falta una pelea en el campamento. No tenemos ni las fuerzas, ni las energías para eso.

—Nosotros claramente no, ¿pero ellas? ¿Qué han estado haciendo ellas? Aparte de sentarse y coser ropa.

—Tu estúpida ropa para empezar, la cual no tendríamos que coser si tu supieras como hacerlo —reprochó Olivia a pesar de la mirada suplicante de Jonathan para que mantuviera su boca cerrada—. ¿Qué has hecho tú? No te he visto ir a cazar con Jonathan.

—Te he estado manteniendo a salvo, a ti y a esos estúpidos niños.

—¿A salvo de qué exactamente? ¿Una hormiga? No hemos visto mucha cosa en la última semana y tú no has hecho demasiado.

Vidas cruzadas: El ciclo. #1 TERMINADA +18. BORRADORWhere stories live. Discover now