23_No sería la primera vez

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—No le hemos contado —admitió mamá, viéndome de reojo. Mantuve la vista fija en la bola de cristal que descansaba sobre el escritorio de la señora Favreau a metro y medio del cómodo sofá donde estábamos—. Le pedí a Nika que no lo hiciera.

La doctora me dirigió otra de sus miradas escrutadoras que no pude evadir.

—Entiendo tus razones, aunque no las considero correctas —comentó, dándole vueltas al bolígrafo entre sus dedos—. Me parece que deben contarle la verdad y no quiero que salga en sesiones futuras. Me gustaría que lo debatieran en la intimidad familiar.

>>Lo que estamos haciendo aquí lleva esfuerzo y confianza. No avanzamos con mentiras para proteger a otros.

Estaba de acuerdo con ella. Por eso consideraba un error estar allí.

>>Sé que quieren escudar a Aksel —continuó, en mi opinión, no tan ajena al resto de mentiras que se habían dicho en el pequeño salón—, pero es hora de entender que es un adulto. Quizás no sea capaz de enfrentar la vida de la manera correcta si ustedes siguen levantando paredes protectoras a su alrededor.

—Le contaré la verdad —aceptó mi madre voz nerviosa—. Lo haré antes de la próxima sesión.

La doctora Favreau sonrió con dulzura.

—Estoy convencida de que Nika estará ahí para apoyarte. —Buscó mi mirada y solo pude asentir para que se mostrara satisfecha—. Perfecto —agregó, cambiando el tono de voz y organizando los documentos sobre el escritorio—. Me parece que es hora de dar por terminada la consulta o jamás llegaremos a la cena que está preparando Louis.

Se puso de pie y mi madre la imitó.

—¿Cena? —pregunté en voz baja para no importunar a la doctora que estaba pegada al teléfono conversando con quien supuse era su esposo.

—Nos invitaron a comer a casa de los Favreau —explicó mamá—. Si no quieres, puedo ir solo con Aksel y...

—Para nada —interrumpí, intentando ocultar el revoltijo de emociones que se despertó en mi interior al descubrir una excusa para estar cerca de Amaia antes de la fiesta de fin de año—. Me encantaría ir a cenar a casa de los Favreau.

~❁ ✦ ❁~

Esa noche fue la primera vez que entré a casa de los vecinos. El lugar era igual de moderno y minimalista que el exterior.

Paredes blancas, amplios ventanales, muebles de madera clara y evidente diseño de alta calidad. Eran los múltiples cojines coloridos y abstractos cuadros, los que daban vida a los salones.

Era acogedor y se respiraba la calma de un verdadero hogar.

La familia había decorado la mesa del comedor para la ocasión, apta para diez comensales. A la cabeza se sentaba la madre de Amaia y sus hijas a ambos lados. El señor Favreau, tomó un asiento cualquiera al terminar de servir.

Emma, la hermana de Amaia, no paraba de hablar con Aksel y mostrarle los cuadros en las paredes. Descubrí que eran suyos y el evidente interés de la pequeña en el insoportable de mi hermano.

Mi madre mantenía una animada conversación con Louis y Mary sobre la floristería que le encantaría abrir algún día en uno de los locales del pueblo y Amaia comía mirando a cualquier lugar, menos a mí.

Nos sentábamos alejados y me evitaba a propósito, tal cual hizo desde Navidad. Igual que el día anterior en el instituto cuando tuve que perseguirla por los pasillos y le dio por hacer una extraña escena de celos.

Me divertía que los sintiera, creyendo que hacía con otras chicas lo mismo que con ella en la azotea. No notaba que mi atención le pertenecía.

No te enamores de Mia © [LIBRO 2]Where stories live. Discover now