Capítulo| 54

7 2 0
                                    

Charlotte

–¿Y le dijiste, te quiero? –murmura Alice cuando termino de contarle tanto a ella como a Mack. Las tres nos encontramos sentadas en el balcón de mi habitación, hasta hoy nos pudimos reunir y no me quedé con las ganas de contarles todo.

Han pasado dos días desde esa magnífica noche, todo fue perfecto. Aún no puede creer todo lo que hizo Jacob, y me pregunto de dónde sacará dinero, nunca lo he visto trabajar y no me gustaría que gaste su dinero en mí, aunque no me arrepiento de nada. Fue un momento mágico, único. Ni siquiera Noah hizo algo así por mí.

Por primera vez nos dijimos te quiero y no creo que haya existido un mejor momento.

–Deja de sonreír como idiota y cuéntanos –rio y las volteo a mirar.

–Ya les conté todo, no hubo nada más –digo intentando alejar los pensamientos impuros de lo que sucedió luego irnos de ahí. Su departamento nunca me gustó tanto.

Y tengo como recuerdo un hermoso chupetón, lo voy a matar cuando lo vea.

–¿Nada más? Serás mentirosa, se te ve en la cara que esa noche hubo acción –le lanzo un cojín a Mack en la cara mientras rio.

–¡Si hubo acción! ¡Mira cómo te has puesto! –dice Alice entre brinquitos mientras yo suelto risas como desquiciada–. Y nos dice que no hubo nada más, bruja.

–¿Qué tal fue? –Mack sube y baja las cejas rápidamente.

–A ti te lo voy a contar –ruedo los ojos burlonamente.

–¡Oye! ¿Por qué no?

–¿Alguna vez les he preguntado yo a ustedes lo qué hacen con sus novios? –me cruzo de brazos.

–No, pero nosotras no tenemos problema en contarte.

–Por algo no pregunto –me levanto para entrar al cuarto.

–Vamos, no seas así –dice Alice a mis espaldas y yo la ignoro mientras salgo de mi habitación y comienzo a bajar las escaleras.

–Eres una mala amiga Charlie, mala, mala –dice Mack negando mientras tiene un puchero en sus labios.

–Hagan silencio que mis padres está abajo –murmuro y me detengo a mitad de las escaleras–. Escuchen bien porque no lo voy a repetir ¿ok? –ambas asienten emocionadas–. Sólo diré que esa noche no llegué a casa y que definitivamente Jake se ejercita cuando no estamos juntos.

Y bajo rápidamente lo que resta de escaleras mientras oigo las exclamaciones de ambas.

–¡No nos puedes decir eso, así como así! ¡Exijo detalles!

Suelto una carcajada y entro a la cocina con las chicas siguiéndome.

–Hola, chicas –saluda papá y voy a donde se encuentra sentado y le doy un beso en la mejilla.

–Papi –tarareo a modo de saludo.

–Roger –dicen al unísono mis amigas.

–¿De qué hablaban? –pregunta, curioso al ver cómo me miran las chicas.

–De ejercicios y noches locas, Roger –fulmino con la mirada a Alice.

–¿Sí? Que interesante.

–Y que lo digas... –murmura Mack agarrando una galleta de la encimera.

–Bueno... ¿Y cuándo se van? –pregunta.

–Mañana, papi. Partimos mañana temprano –respondo mirando a las chicas que asienten en acuerdo.

–¿Mañana? ¿Tan pronto? –asiento y el frunce el ceño–. ¿Se irán en auto?

Simplemente túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora