Capítulo| 38

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—¡¿Que eres su qué?!

—¡Shh! Baja la voz, por favor —Alice rueda los ojos antes de sentarse a mi lado—. Y sí, soy su novia. No es la gran cosa.

—¿Que no es la gran...? Por favor si casi que saltas en un pie de la emoción.

—Bueno ya. Olvidalo —me levanto y dirijo al armario—. Respecto al baile ¿Qué fué lo que sucedió?

—Pues que gracias a unas de las bromas de los ineptos que tenemos por compañeros la cancelaron —hace un puchero con los labios antes de bufar—. Y yo que compré mi hermoso vestido sólo por esa fiesta y nada.

—¿Pero por una broma lo cancelaron? —pregunto—. ¿No se excedieron un poco?

—¿Te parece excederse cuando mandaron al director al hospital?

—No jodas ¿enserio?

—Ajá. No sé como paso exactamente pero sólo sé que cayo del segundo piso y quedó medio muerto.

—¿Y por eso la volvieron a organizar en casa de Mack? —asiente y me dirijo al baño una vez teniendo mi ropa lista—. ¿Entonces es mañana a la noche?

—Sip. ¿Te vas a colocar esto? —extiende su mano con mi abrigo de lana haciendo que me detenga antes de entrar al baño.

—Sí, ¿Qué pasa con él?

—Pues aparte de que parece de 3 siglos atrás, nada —ruedo los ojos y decido ignorarla.

Mackensy a estado muy ocupada y estrezada con todo esto del cambio de planes, no hemos podido hablar con ella gracias a eso. Nadie esperaba que de un momento a otro decidieran cancelar la fiesta. Hoy no he sabido nada de Jake, ayer al irme de su casa  lo note un poco raro, tenso quizás, pero preferi no decir nada al respecto.

Mamá y papá han estado algo distanciados he incluso los veo discutir seguido cuando antes a penas y se llevaban la contraria.

Mañana en la mañana es el día que muchos estuvieron esperando, la famosa graduación. Gracias al cambio de planes, todo se llevará a cabo el mismo día. No es algo malo si lo vemos de otra perspectiva, se realiza el acto en la mañana y luego por la noche celebramos.

En estos momentos vamos a encontrarnos con Mack en una peluquería, queremos hacer un pequeño cambio para nuestro nuevo inicio como universitarias. Es algo que me emociona, saber que voy a empezar a depender de mi misma en otra ciudad, otra nueva visión de lo que seré en un futuro cercano, de hecho cada vez más cercano.

—¿Terminaste? —grita Alice y le confirmo con un grito de vuelta—. Ya era hora. Vistete rápido, anda.

—¿Por qué tanto apuro? —pregunto entrando a el vestidor.

—Porque tenemos cita y donde la perdamos Mack nos guinda.

—Cierto. Ya salgo —tarareo una canción mientras me visto. Decidí colocarme un suéter de lana color rosa claro, junto a un pantalón blanco y mis zapatos de tacón del color del suéter. Me dirijo a donde está mi amiga y ella me regala una sonrisa.

—No se ve tan mal. De hecho me gusta —sonrio y le guiño un ojo.

—Lo sé cariño, soy fabulosa —reimos y nos dirigimos a la peluquería.

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—¿Por qué llegan tan tarde? —Nos grita Mack al vernos llegar apresuradas—. ¡Casi perdemos nuestra cita!

—Fué su culpa —decimos Ally y yo al mismo tiempo—. Claro que no, yo no fui la que dijo que deberíamos comernos un helado y luego terminó tirandoselo encima —digo y bufo mientras me cruzo de brazos.

—Sí, lo hice, pero yo no me quede ahí parada riendose, además...

—Bueno chicas basta. Vamos rápido —Mack nos da la espalda y comienza a caminar rápido.

—Para la próxima te voy a restregar a ti lo sobrante del helado —dice Alice antes de alcanzar a Mack mientras yo rio sin poder evitarlo. Qué simpática la muchacha.

—Buenas tardes, hola —saluda Mack a la chica que se encuentra detrás del mostrador—. Tenemos una cita a esta hora.

—Déjame y reviso —teclea rápidamente algo en la computadora y luego sonríe en nuestra dirección—. Justo ahora las están esperando. Sigan adelante.

—Muchas gracias —decimos al mismo tiempo y nos dirigimos al salón.

—Muy bien chicas, mucho gusto, mi nombre es Mikayla —nos dice una mujer que no aparenta más de 30 años. Posee un cabello rubio con unos impresionantes ojos verdes—. Ellas son mis asistentes, Alexa y Valery.

—Un gusto —dice a quién Mikayla señaló como Alexa.

—Un gusto también —digo extendiendo mi mano en su dirección al igual que mis amigas—. Ellas son Mackensy y Alice —las señalo a cada una—. Y yo soy Charlotte.

—Bien. Entonces, ¿Qué es lo que quieren cambiar?

—Bueno yo quiero algo un poco distinto —empieza Alice mientras nos ubicamos en las sillas giratorias que nos indica cada una—. Quisiera ver como me queda el rojo.

—¡¿Qué?! —el grito de Mack hace que todas peguemos un brinco en nuestros asientos—. ¿Rojo? ¿Es enserio?

—¿Sí? —responde Alice con un poco de inseguridad—. ¿Que sucede?

—Yo también lo quería rojo —hace un puchero y se cruza de brazos.

—¿Y si las dos se lo colocan en rojo?

—No —dicen al mismo tiempo—. Hay que brillar, ser auténticas y si vamos con el mismo cambio no lo seremos —dice Mack.

—Yo creo que ya lo son —me encojo de hombros—. No necesitan cambiar o verse distintas para brillar y ser auténticas. He incluso Mack no sabes cuántas matarían por temer tu hermoso rubio natural.

—¿Es hermoso, cierto? —sonríe y asiento en si dirección—. Bien, entonces no me excederé tanto con el cambio.

—Y tú hermosa Alice, no necesitas hacer un cambio tan drástico. Creo que tu negro es fabuloso, y te da más originalidad. Si sólo retocaras un poco con otro color se vería más hermoso de lo que es. ¿Un azul, quizás? Pero no completamente, claro.

—Me fascina tú idea —sonríe de oreja a oreja en mi dirección antes de girarse en el espejo y mirar a Valery a través de éste—. Quiero justo eso que ella dijo.

—Muy bien chicas. Comencemos entonces —apremia Mikayla.

Las tres nos miramos antes de sonreír y mirar al frente. Luego tendremos que hacernos la manicura y demás.

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   Muchas gracias por tomarse el tiempo de leer. Los quiere

-Maye

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