⌕ Recuerdo: La fiesta

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Entre sus brazos, se sentía totalmente segura, pensó que sus anteriores palabras eran una tontería. Ella confiaba en que Jake siempre la cuidaría, él siempre estaría a su lado.

   

   

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─¡Sal de aquí! Ahora mismo, lárgate.

Una extraña voz gritaba con una clara furia y odio en ella, aunque apenas era evidente para la chica quien luchaba por no cerrar sus ojos, pero casi inevitable. Estaba completamente desorientada, su visión era borrosa y su cabeza dolía mucho, podía sentir como esta palpitaba con tan solo el mínimo ruido. No entendía lo que ocurría, tampoco recordaba nada.

Pero, al sentir una suave tela bajo ella pudo identificar que se hayaba sobre una cama, aunque una nueva incógnita existió: ¿de quién era la cama? Jae-Eun odiaba el no saber qué era lo que pasaba, a lo lejos podía escuchar música retumbando en las paredes de la gran casa pero, no era de gran ayuda. ¿Había llegado a ese lugar sola? ¿Qué hacia en la cama de un desconocido? ¿Por qué de repente sentía náuseas?

Tenía miles de preguntas perturbando su adolorida cabeza, pero ahora no era el momento para encontrar las respuestas a sus dudas, ahora tenía que vencer a ese inusual sueño que amenazaba con dormirla o incluso, desmayarla. De repente, como si un rayo de luz se tratase, en la mente de Jae-Eun llegaron los recuerdos de hace unos minutos como si fuera una cámara fotográfica, pasando rápidamente y casi ilegibles.

Estaba en una fiesta, claro está, pero recordó vagamente que no había ido sola aunque en ese instante parecía estarlo. Necesitaba encontrar a Jake, a su hermana o alguien que pudiera ayudarla. Únicamente deseba en eso.

Jae-Eun intentó levantarse de la cama, pero su visión se nubló hasta casi ver absolutamente nada. Su cuerpo casi caía al suelo sino fuera por unos brazos que la sostuvieron devolviéndola a la cama con delicadeza.

─¿Jake? ¿Quién eres? ─interrogó Jae-Eun en un hilo de voz, no solo por lo débil que se encontraba, sino por el miedo y ansiedad que la carcomía lentamente.

─Soy Jay, ¿me recuerdas?

Jae-Eun negó, pero ese nombre era familiar para ella por lo que por alguna razón que no conocía, sintió una leve pizca de confianza hacia aquel chico rubio que hacia el gran esfuerzo de no hablar tan fuerte aunque era una tarea compleja gracias a la música de allá fuera.

Él se encogió de hombros, soltando una corta risa. ─No importa, creo que ahora mismo no recuerdas nada.

─¿Dónde está Jake y Jaesun?

─No lo sabemos. Se suponía que Sunghoon salió a buscarlos pero, no ha regresado.

─¿Sunghoon? ─Jae-Eun quiso levantarse pero Jay empujó su cuerpo sin ser brusco de nuevo a la cama─. ¿Quién diablos es Sunghoon?

─No te preocupes, no tienes que esforzarte por recordar algo. Lo único importante es que estás bien, te salvamos.

La chica frunció, aclaró su garganta para volver a hablar pero esta dolió por lo raspada que estaba. ¿Qué había sucedido para haberla dejado en ese estado?

─¿Qué ocurrió? ¿De qué me salvaron?

Jay suspiró con pesadez apartando su mirada de aquellos ojos azules que lo observan con desesperación y que por consecuencia, lo hacían sentir culpable de cierto modo. Aunque sabía que él no tenía culpa de nada, hizo lo que podía pese a que deseaba haber podido hacer más.

─Un idiota quería sobrepasarse contigo, pero Sunghoon pudo detenerlo. ─Jay se acercó hacia ella─. Estoy seguro que llevaba tiempo vigilándolo, aunque no sé porqué.

Luego él se separó y exhaló exhausto. Jae-Eun se quedó callada cerrando sus ojos, no era capaz de asimilar las duras palabras que el chico pronunció con tanto temor de dañarla, pero eso no le interesaba. Las náuseas que la inundaban amargamente crecieron y juraba que en el cualquier momento vomitaría.

Se sentía tan mal que ni siquiera cuestionó quién era Sunghoon de nuevo, pero definitivamente le debía mucho a ese chico.

Jay dio un apretón en la mano de la chica. ─Duerme, Jae-Eun. ¡No te preocupes, me quedaré aquí hasta que alguien venga por ti!

Y como él indicó, la ojiazul se dejó llevar por el sueño que en un principio deseaba vencer. Ella se abrazó a sí misma, reprimiendo sus ganas de llorar, de gritar y enloquecer por lo que supuestamente estaba a punto de suceder. La idea de imaginar que  alguien hubiera abusado de ella y no lo recordaría causó una horrible sensación de escalofríos, Jae-Eun se maldijo a ella misma por no prestar atención.

Su cuerpo iba cediendo a caer en los brazos de morfeo, pero se recompuso al escuchar la puerta de la habitación abrirse y una presencia entrar.

─¿Por qué tardaste tanto? Dime que los encontraste. ─habló Jay con seriedad.

No hubo respuesta por parte de la otra persona, pero el suspiro desgastado del rubio le hizo entender que al parecer era negativa. De repente, Jae-Eun aun siendo capaz de notar un poco lo que sucedía a su alrededor sintió unos brazos cargando su delgado y pálido cuerpo. Entreabrió los ojos viendo que no se era Jay quien lo hacía, sino alguien más.

─¿A dónde la llevas?

─No dejaré que duerma aquí.

Salieron de la habitación pero, Jay los siguió hablando detrás de ellos insistiendo con preocupación.

─¡Debemos llevarla a su casa! No puede quedarse en este lugar, es peligroso. ─gritó el rubio moviendo sus brazos a la par que se explicaba.

─Lo sé, pero antes debo encontrar a Jaesun.

─¿Por qué no la llamas? Es tu novia, o algo así. ─Jay se cruzó de brazos gruñendo con molestia─. Somos los mayores de esta fiesta y parecemos idiotas, no ─se corrigió─, somos idiotas.

─Cállate.

Los tres entraron a otra habitación, que a decir verdad era más acogedora que la anterior además de tener un aroma más agradable que el del alcohol y comida gracias a la alocada fiesta que no tenía intenciones de finalizar por lo visto. La persona dejó a Jae-Eun en el sofá que, aunque no fuera tan grande, era mejor.

Sin que se dieran cuenta, Jae-Eun abrió sus ojos viendo que el chico que al parecer la había llevado hasta ahí se dirigía a la puerta con los puños cerrados fue detenido por el grito de Jay.

─¡¿A dónde vas?!

─Por Jaesun.

─Así que ya sabías donde estaba, maldito mentiroso.

El chico asintió ignorando el insulto, pero no pudo evitar soltar un gruñido. ─Es fácil de adivinar. Después de todo, conozco bien a Jaesun.

─¿De qué hablas? Basta de juegos y sé directo, estás comenzando a molestarme.

─Está con Jake.

─Está con Jake

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DADDY ISSUES, park sunghoon.Where stories live. Discover now