Why'd you only call me when you're high?

The dream synopsis

El sonido de la guitarra interpretando rock Indie se esparcía por el lugar como si fueran dulces caricias, unos ojos castaños no dejaban de ver a un chico de tierna apariencia quien venía acompañado por un moreno y un rubio. Las luces azules reflejaban su melancolía y el vocalista estaba dejando todo en esa última canción.

Habían pasado casi dos horas desde que Tooru empezó a cantar sin descanso más que para consumir alcohol y seguir con aquellas interpretaciones suyas sobre letras que parecían concordar con su presente mientras que en el proceso convertía a cierto chico peligris en el motivo de envidia y discordia entre las muchachas del lugar pues parecía que sólo le cantaba a él y es que desde el momento en que subió al escenario no había dejado de mirarlo con una mezcla de emociones confusas en sus ojos porque así se sentía, confundido y no sabía que sentir cada que su ser buscaba su presencia cuando estaba realmente mal. Estaba en deuda con Sugawara, lo sabía bien, días anteriores acudió a su llamado cuando se puso hasta las pelotas en alcohol, lo había cuidado, lo consoló y lo dejó ser, le dio la libertad de abrazarlo y aferrarse todo lo que quiso así como le dio ese derecho de besarlo hasta que se cansó, porque una cosa era cierta y es que la dulzura que despedían los labios de Koushi lo había llenado de calidez y se sintió codicioso por querer probar más y sí, lo besó todas veces que quiso esa noche con la esperanza de ser rechazado, pero no fue así y cuando fue consciente de que podía continuar simplemente no se detuvo y desde ese día las cosas habían cambiado un poco. Oikawa se embriagaba por las noches y justo cuando sabía que ya no podía con su alma lo llamaba y él acudía sin dudar o preguntar, las cosas se repetían; él lloraba, luego lo abrazaba y finalmente lo besaba con tristeza dejando un sabor salado en el otro a causa de sus lágrimas. Parecía que sólo eso lograba calmarlo y aunque sabía bien que no era correcto lo seguía haciendo porque sólo de esa forma era arrullado hasta quedarse dormido en brazos de quién lo amaba y que tampoco le era correspondido. El evento no fue comentado con nadie, parecía que se había convertido en el secreto de los dos, una simple complicidad que no era sana para ninguno, pero que estaban dispuestos afrontar. La enfermedad de Tooru había regresado a su estado fatal debido a ese odio que Iwaizumi había generado mientras que la de Sugawara sólo seguía en un avance tan lento que parecía una condena realmente larga y temible.

—"It must be a torture when I talk about my dreams "— terminó susurrando en el micrófono y bebió lo último que quedaba en esa botella de cerveza. Era muy común que los cantantes durante sus conciertos bebiera algún tipo de alcohol para calentar las cuerdas vocales y Oikawa tenía cierta preferencia por la cerveza y de vez en cuando el tequila. Dejó la botella sobre la mesa pequeña que había e hizo una reverencia para despedirse del público mientras le dirigía una sonrisa sugestiva y con doble intención a la persona que había estado mirando toda la noche quien supo descifrar perfectamente el motivo y lo que quería y que por supuesto no se negaría a darle.

Se levantó de su asiento y se disculpó con Kuroo y Tsukishima con el pretexto de que iría al baño por un momento.

Empezó a caminar con dirección a los camerinos y antes de que llegara sintió como era acorralado por quién lo había llamado, Oikawa lo tenía fuertemente sujeto en un abrazo y cuando Koushi fue consciente de quién se trataba no dudó en corresponder. Era obvio que lo buscará, había bebido mucho mientras cantaba, esa siempre era la historia, el castaño perdía su buen juicio y corría a sus brazos.

Se había vuelto su consuelo...

Era una tontería, pero siempre estaba dispuesto a recoger los pedazos del roto corazón de Oikawa aún si eso significaba que dejaría caer los suyos.

Era una total locura y aún así... Él quería.

Tooru se enderezó y tomó el mentón del peligris mientras se acercaba y depositaba un pequeño beso anhelando sentirlo, se había vuelto una necesidad y simplemente no podía evadir los deseos que su ser pedía a gritos.