The Element of surprise

324 66 10
                                    

La semana había pasado con rapidez y los finales de Koushi habían iniciado, por esa razón no había ido al cuidado del castaño para aprovechar ese tiempo estudiando y realizando sus trabajos escolares, sin embargo... Se sentía un silencio abrumador, no se escuchaban las quejas de cierto chico caprichoso o su tarareo de diferentes canciones donde se dejaba ver su añoro por regresar a los escenarios y volver a cantar. Era realmente extraño tener tanta tranquilidad, de alguna forma se había acostumbrado tanto al vocalista que ahora que no lo tenía se sentía consternado y algo solo, pero a pesar de ello, sentía una opresión en el pecho como si supiera que haberlo dejado en soledad fuera mala idea y no era para menos, pues con unas horas fuera Oikawa ya había hecho de la suyas en la ocasión pasada. Aún así ese mal presentimiento persistía aunque se convencía de que todo estaría bien y que Kuroo lo llamaría sólo para confirmarlo o eso era lo que le había dicho.

Se aclaró la garganta y sacó de su bolsillo una cajetilla con pastillas sabor miel, no entendía la razón, pero las molestias en su garganta cada vez era más perceptibles, era como si algo le raspara y empezaba a incomodarlo, sin embargo no se atrevió a ir al médico porque estaba convencido que sólo se trataba de una respuesta al estrés acumulado.

Siguió leyendo algunos de sus apuntes, necesitaba estudiar para pasar los exámenes, pero... ¿Por qué seguía sintiendo esa opresión en el pecho? ¿Había algo más dentro de esa sensación, cierto? Negó con la cabeza y trató de volverse a concentrar, sin embargo por razones desconocidas en su cabeza se empezó a reproducir la canción del primer día de su reencuentro con Tooru, ese día que fue la primera vez que lo escuchó y que por una mala jugada de la vida sería la última también.

Oh, he was young, in the frost
No regard for the cost of saying his feelings
In the moment they were felt

Sin duda, esas palabras habían calado en su ser, era como si hubiera visto a través de él y llegará a su juventud, a esa etapa donde Sugawara sentía cierta atracción por Oikawa y por cobardía decidió guardar aquello en lo más profundo de su corazón, porque él sí pensó en las consecuencias que podría provocar el decir y expresar abiertamente lo que sentía en el momento que surgieron. No, no pudo decirlo, ni debía...

Sin embargo parecía que la voz ronca del castaño colándose en sus oídos había endulzado su corazón y sacó esos sentimientos ocultos de nuevo a la luz y no quería admitirlo porque tal vez otra vez no tenía oportunidad, era conciente, él lo sabía, pero había alguien terco dentro de él que se negaba a aceptar esa apresurada conclusión.

Una batalla interna, entre lo que sabe y lo que siente, y las escaleras que conectan su corazón con su mente parecían derrumbarse por cada sonrisa que el castaño le regalaba, ni si quiera sabía cómo volver a subirlas, cada vez era más difícil aferrarse a ese ideal de no enamorarse mientras que su corazón golpeteaba con fuerza mostrándole lo inevitable.

Pensó que lo había superado, que ya tenía el control sobre sus sentimientos, pero... Estos sólo se burlaban de él, porque nunca tuvo el control sobre eso que guardaba con tanto recelo y lo que creyó marchito en realidad sólo estuvo esperando el momento adecuado para volver con más fuerza y tirarlo al precipicio de lo que tanto había huido. Todo estaba de vuelta, lo sabía y también sabía que una vez que lo dejara fluir con total libertad ya no habría marcha atrás y detenerlo sería muy complicado, todo lo que creía olvidado lo había recordado, todo eso estaba de nuevo en su presente y no había a quien culpar más que al destino injusto que en uno de sus caprichos se había empeñado en juntar dos corazones que no estaban listos.

Suspiró...

Tal vez toda esta situación era más complicada de lo que creía. Ciertamente estar con Oikawa no lo estaba beneficiando pese a lo mucho que disfrutaba estar con él, ese castaño tenía cierto encanto, lo supo desde que iban a preparatoria, su sola precencia le alborotaba la razón, le hacía olvidar su realidad sólo para adentrarlo a ese peculiar estilo de vida que Tooru había adoptado, que su mirada le elevaba la temperatura y sus acciones simplemente lo cautivaban, ese castaño tenía una mirada traviesa y al mismo tiempo podía pasar desapercibido como un nostálgico enamorado, se sentía intimidado por su nueva apariencia sin en cambio también sentía tranquilidad pues sabía que no importaba que tanto había cambiado por fuera aún mantenía esa esencia altanera y llena de confianza, seguía siendo un chico que sólo estaba enfermo de amor y fue ahí cuando se dió cuenta que él también estaba en problemas. Que todo se estaba complicando de sobremanera y dejó que pasará porque no había sido consciente de lo que estaba sucediendo con él y el vocalista hasta que tal vez ya era un poco tarde para ponerle stop a lo que se reproducía sin piedad.

Why'd you only call me when you're high?Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu