Yeongyu's Shipper [Yeongyu] Completa

Once

Yeonjun asintió y se sentó a un lado del menor, con sus hombros rozando y sus rodillas golpeándose levemente.

No habían muchos alumnos por la zona, así que podrían hablar con tranquilidad.

—¿Sobre qué querías...

—¿Te gusta Beomgyu hyung?— HueningKai preguntó directamente.

No sirvió de nada el irse por las ramas con respecto a si a la pasiva le gustaba Yeonjun, así que el shipper debía de tomar acciones más directas.

Tiempos desesperados, requieren medidas desesperadas.

El peliazul abrió su boca en una perfecta "o" y miró atónito al castaño.

—¿Q-Qué?.

—¿Qué si te gusta Beomgyu hyung?— volvió a cuestionar, comenzando a impacientarse —Vamos Yeonjun hyung, solo responde sí o no.

Finalmente, el mayor pareció salir de su trance y revolvió su cabello de manera nerviosa.

—¿Por qué me preguntas algo así?— balbuceó.

—Pues, es solo curiosidad— Kai levantó sus hombros —Ustedes siempre han sido muy unidos, es inevitable el no imaginarlo.

¿Cómo es qué el castaño se encontraba tan tranquilo diciendo todo éso? Ni él lo sabía, su rostro denotaba seriedad y hasta despreocupación, cuando por dentro, estaba hiperventilando y con un posible infarto en su corazón por la expectativa de la respuesta del peliazul.

—Que seamos mejores amigos no significa que nos gustemos— frunció el ceño —Tu y Soobin son igual, y yo no te pregunto si te gusta.

—Soobin no me gusta.

Yeonjun abrió sus ojos como platos y miró anonadado al menor, tratando de buscar un indicio de mentira en su pálido rostro, pero (lamentablemente), sus ojos le decían que estaba hablando muy en serio.

—P-pero....

—No estamos aquí para hablar de mi, Yeonjun hyung— interrumpió fastidiado —Ahora solo respóndeme la pregunta.

Ambos amigos se quedaron mirando por unos segundos, sin decir absolutamente nada, hasta que el peliazul, fué tomando poco a poco su mochila y se puso de pie en un salto, dispuesto a correr lejos de las garras del shipper.

Pero HueningKai fué más rápido y (antes de que Yeonjun pudiera emprender la carrera) se apoderó del tobillo izquierdo del mayor y prácticamente lo derrumbó sobre el pasto.

Rápidamente se colocó encima del peliazul quién forcejeaba para liberarse, pero el castaño (haciendo uso de su fuerza), logró dejarlo totalmente inmovil, con ambos brazos extendidos a cada lado y sus rostros quedando a milímetros del otro.

—¡Kai! ¡Ésto es ridículo!— gritó.

—¡Tú eres el ridículo al no querer responder!— contraatacó.

—¡Mierda! ¡Me aplastas!.

—¡Estaremos así hasta que no me respondas!.

—¿¡Qué quieres que te diga!?.

—La verdad— HueningKai murmuró en tono grave —No es tan difícil de responder.

Viéndose acorralado, a Choi no le quedó de otra más que ceder y asentir, aceptó con un fuerte suspiro de resignación la ayuda de Kai y se volvieron a sentar correctamente debajo del árbol. Sabía que no tenía escapatoria. El castaño es más alto y fácilmente podría alcanzarlo si se le ocurría salir corriendo.