Canadá

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Después de dejar sus cosas en el hotel, Langa estaba ansioso por mostrarle su ciudad a Reki. Caminaban de la mano por las calles. El peli celeste le había comentado que esa clase de comportamientos no eran para nada raros en occidente.

El pelirrojo soltó una risita al darse cuenta de que los lugares favoritos de su mejor amigo eran en su mayoría restaurantes.

–Mañana deberíamos ir a ver la competencia de Miya– dijo Reki.

–¿Sabes dónde será?–.

–No, pero puedo preguntarle– se encogió de hombros –Además, le prometí que siempre estaría ahí para apoyarlo cuando me necesite. Y, tomando en cuenta que sus padres no estarán presentes, creí que tal vez...

–Lo quieres mucho ¿Cierto? A Miya– le sonrió con dulzura.

–Es como un hermanito– se sonrojó ligeramente –Y es lindo verlo feliz. Más cuando ha pasado mucho tiempo siendo miserable. Sus padres no son muy buenos siendo padres, que digamos. Y sé que le agrado a ese chico, aunque él quiera hacerse el que no–.

–Y eres asombroso queriendo ayudarlo– suspiró –La verdad es que eres asombroso en todo lo que haces, Reki– lo miró de frente.

El menor sintió un escalofrío y soltó una risa nerviosa –Vaya, no mentías al decir que aquí hacía frío–.

Langa lo abrazó. Lo cual tomó a Reki por sorpresa. Sin embargo, no se separó.

Cruzaron miradas. El mundo alrededor desapareció por un momento. Solo estaban ellos dos.

No se dieron cuenta en qué momento sus rostros comenzaron a acercarse.

–Reki– suspiró –Yo... Hay algo que quiero decirte–.

–¿Sí?– estaba a solo unos centímetros de él.

–Tú me...

–¡Reki!– le saltó Miya encima.

Entonces regresaron al mundo.

–¿¡MIYA!?– lo miró el mencionado –¿Qué pasa? ¿Qué haces aquí?–.

–¡Tu hermana se volvió loca! Quiere atacarme– se aferró a él.

–¡Por su culpa se rompió mi pulsera!– contestó la chica –De no haberme empujado, no se habría caído por el drenaje–.

–Esto de ser niñera es molesto– gruñó Adam –No entiendo cómo lo aguantan– miró a Cherry y a Joe.

–Nadie te invitó– dijo el pelirrosa.

–Pero estaba aburrido– lo abrazó por los hombros.

–¡No me toques!– se zafó.

–Koyomi, estoy seguro de que Miya no te empujó a propósito– habló Reki.

–Ponte de mi lado ¡Soy tu hermana!–.

El pelinegro le sacó la lengua.

–Discúlpate– lo miró el pelirrojo.

–Pero...

–Miya– lo regañó.

–Ugh, perdón– dijo de mala gana.

–No te perdono–.

El pelirrojo rio.

–Al parecer ustedes son expertos en encontrarnos– habló Langa.

–Tadashi los vio a lo lejos– explicó Adam –¿Cómo estuvo ese beso?– le lanzó una mirada burlona.

–No lo sé, llegaron– respondió con cierta decepción.

Más allá del infinitoTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang