Punto de Quiebre (Especial Matchablossom parte 2/3)

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Ya habían pasado tres días que Cherry no salía de su cuarto. Ni siquiera para comer. Joe ya empezaba a preocuparse. De todas formas, estaba cumpliendo su palabra. No se había ido de la casa. Le había avisado a su madre, y aunque no le había parecido mucho la idea lo permitió.

Eran las 2 de la madrugada cuando la puerta se abrió. El peliverde estaba dormido apoyado contra la pared.

–Kojiro– lo sacudió ligeramente –Kojiro– insistió.

–¿Uh?– despertó –¿¡Kaoru!?–.

–Baja la voz– se apresuró a decir –No quiero hablar con mis padres sobre lo que pasó en estos momentos–.

El contrario asintió –¿Cómo te sientes?– lo miró.

Los ojos de Cherry se cristalizaron al instante y se lanzó hacia su mejor amigo. Este se sobresaltó, no estaba acostumbrado a verlo tan vulnerable, de todas maneras correspondió el abrazó y lo apretó con fuerza. Podía sentir la respiración entrecortada del pelirrosa. Debía admitir que eso le destrozaba el corazón. En cierto momento, pudo escuchar el rugir de sus tripas.

–Deberías comer– le susurró mientras acariciaba su cabeza.

–No quiero hacerlo– murmuró.

–Vamos– lo ayudó a levantarse –Te prepararé algo– sonrió.

Todo fue silencio mientras Joe cocinaba. Buscó hacer algo rápido, pero que también pudiera ayudar a recuperar energías y llenar a la persona. Así que terminó haciendo un omelette.

Cherry dio el primer bocado y abrió los ojos como platos. No tardó mucho en terminar.

Esto enterneció de cierta manera al peliverde. Nunca creyó ver a su amigo comer de manera tan adorable.

–Todo fue mi culpa– dijo el de ojos dorados después de un rato –Empecé a opinar cuando no debía y lo hacía enojar–.

–¿Qué tenía de malo que opinaras? Era tu relación también– frunció el ceño.

–A él nunca le gustó que le llevara la contraria– dio un sorbo a su té de matcha –Por eso discutiamos tanto– suspiró –Todo empezó con el sexo. Al principio yo no quería, pero logró convencerme. Y no es que no me gustara tenerlo, solo no me sentía cómodo iniciando mi vida sexual tan pronto. Eso y sus juegos– gruñó.

–Kaoru– tomó su mano –Enserio no es necesario que lo recuerdes– empezó a jugar con sus dedos –Ya acabó esa pesadilla–.

–Lo sé– masculló –Pero aún lo extraño– mordió su labio –Yo creí que podía salvar lo nuestro, pero parece que él pensó que lo mejor sería huir de mí–.

–En ese caso es un idiota– escupió –Kaoru, yo nunca te dejaría por nada del mundo–.

El pelirrosa lo miró fijamente.

–¿Me lo prometes?–.

–Te lo juro–.

Ambos sonrieron.

El siguiente día, Cherry al fin fue capaz de volver a la escuela y controlar sus sentimientos

Después de unos meses incluso logró olvidar el tema por completo. Ahora comprendía que Joe sería su mejor amigo por toda la vida. De hecho, era sorprendente ver cómo dos personas que se conocían desde jardín de niños podían volverse aún más cercanas. Pero ellos lo habían logrado.

Más allá del infinitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora