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Días después me encontré con la sorpresa de que la madre de Minho le había llevado al Instituto, parecía que estaban discutiendo cuando Minho salió del coche y cerró la puerta de este con fuerza.

Pude ver como su madre salió del coche y comenzó a llamarle, pero Minho sin darse la vuelta para mirarla le sacó el dedo corazón, dejándome completamente confundido y algo sorprendido por su acción.

Le seguí y le sujeté del brazo haciendo que se diera la vuelta rápidamente y me sujetara de la muñeca algo fuerte. Al fijar su vista en la mía cambió su ceño fruncido por uno de preocupación y sorpresa. Alejó su mano rápidamente de mi muñeca.

-Lo... Lo siento, pensé que eras otra persona- dijo rascandose la nuca algo avergonzado.

Le dediqué una pequeña sonrisa dándole a entender que no pasaba nada.

-¿Te encuentras bien?- le pregunté mirándole con preocupación.

Soltó una pequeña risa.

-¿Quién lo diría?, el chico a quien molestaba está preocupado por mí- dijo a mi parecer intentando cambiar de tema.

-No digas eso Minho, sabes que me preocupas- dije sujetando su mano con la mía, logrando que Minho fijara la vista en estas.

Sujetó con fuerza mi mano y tragó saliva, cuando fijó su vista en la mía vi como sus ojos comenzaban a aguarse.

Me dedicó una pequeña sonrisa fingiendo que no le ocurría nada.

-Vamos a clase- dijo para después llevarme a clase junto a él.

No me dio ninguna explicación, ni me dijo nada que hiciera que me tranquilizara por la situación que vi al llegar al Instituto. A pesar de aquello quise respetar su privacidad, al fin y al cabo cada quien tenía sus problemas, y si quería contarmelo me lo contaría cuando él quisiera o se sintiera preparado.

Una vez llegamos a clase me soltó de la mano y se sentó en su asiento, el cual se encontraba a dos mesas a mi izquierda.

Mentiría si dijera que no estuve prestando más atención a Minho que a las dos clases de aquella mañana.

[...]

-¿Me prestas tus apuntes?- le pregunté a Minho una vez llegamos a la cafetería ganándome una mirada confusa de su parte.

-¿No has apuntado nada?-

-No me ha dado tiempo a apuntar todo- dije esperando a que se lo creyera.

Apoyó su barbilla en su mano mientras me miraba con su característica sonrisa.

No se lo había creído.

-Claro, te los dejaré- dijo y le miré algo confundido.

-¿Así de fácil?-

-¿Quieres que te lo ponga más difícil acaso?- me preguntó mientras se hacía el pensativo.

-No, no hace falta, gracias-

-Sabes que te quiero, ¿verdad?- me preguntó poco después de haber estado merendando en silencio.

Le miré atentamente al no comprender aquella repentina pregunta.

-Lo sé, yo también te quiero- dije viendo como una pequeña sonrisa se dejaba ver en el rostro de Minho.

Pude ver como desviaba la mirada de la mía mientras tragaba saliva nervioso y jugaba con los dedos de sus manos.

-¿Puedo comer hoy en tu casa?- me preguntó de forma casi inaudible mientras seguía con su vista fija en sus manos.

-Claro, después les avisaré a mi madre y padre, te quieren más que a mí, seguro que les alegrará verte de nuevo- dije logrando que Minho soltara una pequeña risa, haciendo que una pequeña sonrisa se plantara en mi rostro.

Poco después puse mis manos sobre las suyas haciendo que Minho me mirara y yo mordiera mi labio inferior nervioso.

Quería preguntarle, pero sabía que no debía hacerlo. No quería presionarle a que me contara lo que le sucedía.

-Estoy bien- dijo al parecer notando mis intenciones.

Asentí no muy seguro de ello.

[...]

En el segundo recreo me di cuenta de que Changbin no había estado molestandonos a pesar de haber asistido al Instituto.

Nos lo encontramos por los pasillos cuando íbamos de camino a la cafetería, parecía evitar hacer contacto visual con nosotros. Me fijé en que tenía algunos moratones en sus brazos, a pesar de que no quería darle demasiada importancia debo admitir que me preocupé.

Minho me sujetó de la mano captando mi atención.

-¿Qué miras tanto?- dijo mirando hacia donde tenía fija mi vista hacía unos segundos, en Changbin, quien acababa de salir al patio él solo.

-¿También le has visto los moratones?- le pregunté fijando la vista en la suya.

-No me digas que te preocupa ese idiota- dijo y aparté la mirada de la suya -¿Recuerdas que hizo que sangraras más de una vez?, ¿recuerdas que parecía querer matarnos?, ¿recuerdas las patadas que te dio?- me preguntó apretando un poco más mi mano con la suya -No pierdas el tiempo preocupandote por él Jisung-

No muy convencido asentí y nos dirigimos a la cafetería.

Changbin había estado solo desde hacía unas semanas, pero a pesar de haberse metido con Minho y conmigo no se había peleado con nadie más. Aquello significaba que aquellos moratones se los hicieron o en la calle o en casa.

Sinceramente, esperaba que fuera la primera opción.

𝘠𝘰𝘶'𝘳𝘦 𝘥𝘪𝘧𝘧𝘦𝘳𝘦𝘯𝘵Where stories live. Discover now